miércoles, 29 de agosto de 2012

Capítulo 7: Shiina Amamiya


Shiina
Amamiya.
* Shiina ama ayudar a los huérfanos.
* Shiina es una pluma roja por herencia.




-¿seguro que por aquí hay un buen lugar, Mike?
Íbamos caminando Mike Sutherland, los 3 brutos, Mía, Mai y yo por unas calles pobladas de residencias.
-claro, señorita Amamiya; Tenga fe en mi.
-por cierto chicas, gracias por aceptar venir. Teníamos mucho sin hacer algo las 3 ¿no?
-bueno, te olvidaste de nosotras todos estos días. Pero te perdonamos porque somos amigas. –dijo Mai.
-no sabía que se sintieran así en verdad. –admití. –creí que de la nada había dejado de agradarles. Pero desde ahora se unirán a nosotros en la azotea, ¿sí?
Mai era una chica extravagante: se pintaba el cabello de rubio con unos rayos rosados y llevaba 3 aretes en cada oreja y uno más en la nariz.
Mía era una chica completamente opuesta. Normalmente reservada y callada.
-¡por su pollo! –gimió Mai.
-perfecto.
-en fin. –dijo Mike. –ahora que ya son amigas puedo volver a la conversación… ¿Cómo creen que le está yendo a su amiga Tenma con Nobunaga?
-no se… esa chica tiende a ser muy nerviosa y el tiende a ser muy frio con quien no sea Yuuto o los 3 brutos. –expliqué al recién llegado. –entonces esto es mas como un experimento divertido para todos.
-ya veo, por cierto. La chica rubia… la señorita Johnson… ¿ella sale con alguien?
-¿te gusta o algo así, picaron? –me burlé.
-no puedo pensar en mujeres mientras no me pruebe como persona, es solo que es la más linda de la escuela y me extrañaría que no fuera así.
-bah, siempre está con tipos. Todos los días habla con diferentes. –se quejó Mai.
-eso se ve mal en una chica la verdad. –dijo Mía.
-es verdad. –dije. –siempre habla con los chicos. Pero es porque ellos se lo piden para invitarla a salir o algo así, pero fuera de la escuela nunca la he visto hablar con uno. De hecho ni en la escuela, son conversaciones de 5 minutos en lo que les rechaza.
-debo decir que nunca la he visto tomada de la mano ni besándose con nadie o algo así. – admitió Mai.
Me imagine a Elizabeth diciendo “te amo” y empecé a carcajearme, mi risa se contagio a los 3 brutos y a Mía y Mai.
-¿Qué les pasa? –preguntó Mike. -¿me perdí un chiste?
-es solo que la idea de ver a Elizabeth sonrojada de la mano de su amado es demasiado graciosa como para aguantarse la risa. –expliqué. –además a ella no le convence ningún…
Mientras íbamos hablando dimos la vuelta para volver a una calle principal. Lo que nos recibió fue la figura semi encorvada de Elizabeth tomada de la mano de un Harima arrodillado ante ella. Elizabeth estaba sonrojada y parecía estar diciéndole algo.
-emm… ¿no se les antoja mejor un helado de la estación? Queda por el otro lado. –sugirió Mike.
-sí. –dijimos al unisonó, y nos dimos la media vuelta ignorando lo sucedido.
Un día antes del viaje a las aguas termales los 3 brutos cancelaron porque un viejo amigo: un  cuarto bruto, andaba de visita en la ciudad y no querían dejar pasar la oportunidad de pasar el rato con su viejo amigo, así fue que los últimos 3 cupos los terminaron tomando Mai, Harima y Mike; Estos dos últimos se hicieron inseparables amigos en compañía de Yuuto, cada vez que Haruka se descuidaba esos 3 se iban a pasear por la escuela diciendo estupideces, ¿Quién lo diría?
El día del viaje había llegado, un largo fin de semana de 5 días nos aguardaba y la emoción iba en crecimiento. A las 7 de la mañana ya estaba yo con un par de maletas pequeñas esperando a mis amigos en la estación de tren, llevaba una chaqueta ligera por el frio que se suelta durante las mañanas, seguramente al llegar a las aguas termales el calor seria casi infernal. Me senté en una banca para esperar y me quedé mirando los pases. Era curioso que la razón principal de este viaje fuera para poder acercarme más a Yuuto y poder tener algo serio con el… y ahora me viera obligada a fomentar su unión, era mi papel como amiga.
Pero no me importaba, mi plan era divertirme como nunca con todos mis nuevos amigos en esta ciudad, pensar que hace solo un año yo era una completa desconocida para ellos y ahora tendríamos nuestro primer viaje juntos, era muy emocionante el solo pensar que cosas nos esperaban a todos.
El primero en llegar fue Mike, el apuesto niño rubio con músculos definidos, sus ojos azules estaban cubiertos por unas gafas de sol de camionero oscuras.
-señorita Amamiya, llega temprano.
-es mejor a llegar tarde, Mike. ¿Listo para el viaje?
-claro, para serte sincero no esperaba entablar amistad con ustedes, yo solo quería el perdón de Yuuto y como premio gané amigos valiosos.
-¿Cómo es eso del perdón de Yuuto, le has hecho algo malo en el pasado? –mi curiosidad era tétrica hasta cierto punto.
-malo es poco… traté de hacerlo sentirse menos como persona por su estado económico.
-¿y qué te hizo cambiar de forma de ser? Si le hiciste algo así es porque así pensabas. ¿Por qué cambiaste?
-las empresas Sutherland son los principales proveedores de material primo a las empresas Nogizaka, ósea la compañía de la familia de Haruka. Yo en mis días infantiles además de ofender a Yuuto ofendí a Panchito; que es el abuelo de Haruka y puse en peligro los tratos con las empresas Nogizaka. Mi padre como castigo me envió a esta ciudad con las manos vacías, solamente me proporcionó de un departamento mugroso en la zona sur, hay que agregar que el departamento no tenía muebles ni nada que lo hiciera habitable. Mi prueba era vivir como una persona común y corriente para poder entender por lo que pasan y demostrarle a mi padre que era capaz de salir adelante por mi cuenta.
-debió ser duro.
-todavía no me acostumbro en totalidad, he conseguido trabajo en un restaurante como camarero y he trabajado desde el primer día de clases. Me tomó algo de tiempo acostumbrarme al ritmo del trabajo y por eso había faltado las primeras 2 semanas de clases. Con mis primeros pagos compré un viejo sofá en una tienda de garaje y duermo en el, también compré un refrigerador pequeño y una estufa eléctrica. Poco a poco he ido saliendo adelante, ya pude comprar ropa y próximamente espero poder tener una televisión.
-¿tu padre sabe lo que has progresado?
-esta mañana vino a verme, me dijo que le sorprendía que no haya ido a llorarle aun, me ofreció incluso volver a casa. Pero me he negado.
-¿Por qué?
-porque aunque para el pasé la prueba, para mi aun es el comienzo de lo más difícil; no pienso depender de mi familia nunca más, si vuelvo a esa mansión será cuando ya sea el jefe de la compañía.
-vaya, ¿Qué ha dicho tu padre?
-dice que está orgulloso y extrañado de mi crecimiento, es un buen halago. Entonces esa es la razón por la que me siento tan mal por lo que le dije a Yuuto, no es bueno presumir de las riquezas que tú mismo no te ganas. Por ahora solo puedo presumir mi refrigerador y mis otros muebles.
-interesante Mike, ¿Yuuto sabe de tu prueba?
-oh no, no quiero que se entere. Es un secreto entre tú y yo, ¿está bien?
-bueno… seré una tumba.
Tenma y Yakumo llegaron cuando terminé de hablar; Tenma llevaba dos gigantescas maletas y venia bailando hacia nosotros, Yakumo en cambio caminó y de forma educada nos dedicó una reverencia silenciosa.
-¡estamos listas para la playa, Shiina! –me gritó Tenma acercándose con torpeza.
-pero… no vamos a la playa Tenma… vamos a las aguas termales.
-put… tengo que ir a casa para hacer unos cuantos arreglos en mis maletas entonces.
-espera hermana, traje ropa para ti sabiendo que te equivocarías.
-me has salvado, ¡Yakumo!
Tenma era como una niña de 10 años: torpe y distraída. Y Yakumo era como una mujer de 20: seria y responsable.
-oye, oye ¡Mike! Cómprame un jugo. –ordenó Tenma.
-¡Hey, Chicos! –gritó Eri moviendo su mano, que recién había llegado por la puerta seguida de Harima que cargaba con dificultad 4 maletas, supuse que Eri lo había tomado por mula de carga.
-muévete rápido, bigotes. Nos están esperando.
-silencio, princesita. –bufó Harima.
-idiota.
-bah…
-¿dijiste algo, bigotes?
-no… nada Elizabeth.
-disculpen la tardanza. –se disculpó Eri. –pero Bigotes es muy débil y tenía que descansar un poco antes de continuar.
-vaya, entonces si están saliendo. ¿No? –me susurró Mike de espaldas.
-supongo. –bufé. –no te preocupes Eri, aún es temprano.
Duramos unos minutos hablando Tenma, Elizabeth y yo por separado, pues Harima y Mike se secreteaban algo. Después se nos unió Mai y por ultimo Haruka, Mika y Yuuto. Como pareja iban tomados de la mano y Yuuto cargaba ambas maletas con un solo brazo, un caballero como siempre ese tonto.
-por fin llegan, ¿Dónde estaban tortolos? –me burlé.
-cállate, tonta. –regañó Yuuto, avergonzado.
La hora de partir llegó rápido, abordamos el tren felices y nos emocionamos aun más al ver que teníamos todo el vagón solo para nosotros. En el lado derecho de la cabina nos sentamos Elizabeth, Mai, Tenma, Yakumo, Mika, Harima y Mike Del lado derecho Yuuto y Haruka solos.
-¡vaya! ¡Pero parece que rentaste el tren solo para nosotros Shiina! ¡Esto es excelente! ¡Vamos a comprar unos tacos! –Tenma estaba más feliz que todos juntos y no paraba de decir tonterías. –vamos, Mika ¡cantemos la canción de los tacos!
-¡claro! Tacos, tacos, tacos para mi….
-tacos, tacos, tacos para ti…
Todos nos carcajeamos, a excepción de Yakumo que miraba extrañada lo infantil que podía llegar a ser su hermana.
-esto… gracias por cuidar de mi hermana tan bien. Ahora veo que estaría perdida de no ser por ustedes.
-no te preocupes, no te preocupes… siempre nos aseguramos de ponerle su cadena en el cuello para que no escape. –bromeó Elizabeth todavía riéndose.
-¿vez Mike? La princesa solo sabe solucionar las cosas con cadenas. Es una salvaje. –se quejó Harima susurrándole a su amigo.
-Dijiste algo, ¿bigotes?
-Nada señorita Johnson… -gruñó con sarcasmo.
-Más te vale.
Las 4 horas de viaje en tren se pasaron tranquila y rápidamente, hablamos, jugamos, comimos y bromeamos. Cuando por fin el tren se detuvo en nuestro destino bajamos felices y emocionados, había llegado la hora de divertirnos en nuestra primera salida como amigos.
El lugar era un hotel empedrado tradicional de Japón, construido sobre la montaña y del techo salía vapor. Entramos y entregué los pases. Nos asignaron dos habitaciones; una para hombres y otra de mujeres. Quedamos en descansar un rato cada quien en su cuarto y en las aguas termales y a las 6 saldríamos a explorar la ciudad juntos.
Haruka, Elizabeth y yo estábamos dormitando recargadas sobre una piedra de lava, disfrutando la agradable sensación de agua caliente por el cuerpo. Tenma y Mika estaban jugando a ver quien aguantaba más tiempo la respiración bajo el agua y Mai acosaba a Yakumo con preguntas incomodas.
-anda, alguien tiene que gustarte. –decía coqueta Mai
-esto… los hombres son malas personas, al menos los que he conocido. –se defendía Yakumo. –no veo porque estar enamorada de uno de ellos.
-vaya, que amargada eres… aunque es natural, todos los hombres son idiotas. Excepto tal vez Yuuto… y Haruka ya se lo ha robado.
-¿Qué? –preguntó Haruka sorprendida por escuchar su nombre.
-déjalo ir Mai, tuviste tu oportunidad. –dije con severidad.
-¿Cómo es eso? –preguntó Tenma sorprendida.
-yo también quiero saber. –dijo Haruka levantándose.
-ya despertaste a la leona. –se burló Elizabeth. –además yo también tengo curiosidad de eso.
-anda, si tienes algo que decirme dímelo ahora Mai. –dijo Haruka molesta. Algo raro en ella. hay que decirlo.
-no va por ese camino Haruka, te lo contaré. Yo estuve en la misma secundaria de Yuuto, y estuve a poco de salir con él. Porque me gustaba.
-Imposible. –Dijo Mika impactada. –Creí que mi hermana era la única loca capaz de enamorarse de Yuutito.
-si supiera….  –pensé.
-Bueno, cuenta la historia –exigió Haruka todavía molesta.
-Bueno bueno, todo comenzó en primer año; él y Nobunaga eran inseparables. Pasaban todo el tiempo juntos, de hecho se podría pensar que eran pareja. Uno de los primeros días de clases Nobunaga se metió en un lio por robarle una revista o algo así a un gigantón y este estuvo persiguiéndolo por toda la escuela para golpearlo, y Yuuto intercedió por él. El gigantón le puso una paliza a Yuuto pero para mí fue un acto único de heroísmo y se convirtió en mi héroe, unas semanas después le confesé que me gustaba y él me dijo “bueno, no sé qué decirte. Podemos ser amigos y ver si surge algo, ¿sí? Y yo acepé emocionada. Por desgracia pues nunca se dio nada a pesar de mis intentos de coqueteo; y ya en la preparatoria pues fue el inicio de la era de Haruka Nogizaka y yo terminé olvidando todo lo que me gustaba. Fin de la historia.
-¿eso era todo? Vaya… creí que había una historia de amor juvenil escondida detrás de tus declaraciones. –se burló Elizabeth divertida.
-no estoy hablando contigo, rubia quita amigas. –se defendió Mai.
-¿eh? ¿Ahora vas contra mí? Aprende a pintarte el cabello.
-ya, ya… -dijo Tenma. –lo importante es que ahora Yuuto y Haruka son casi uno mismo, ¿no?
-cierto. –dijeron al unisonó; me limité a sonreír y a asentir con la cabeza.
-un momento, ¿Nobunaga  fue capaz de robarle a un gigante? Eso si es ser un héroe. –Bufó Tenma orgullosa. –por eso es mi hombre.
-creí que hace poco había elegido el estofado sin carne por sobre ti. –dijo Yakumo confundida. – ¿cómo es que aun así lo quieres?
-ah, bueno sobre eso… él considera un empate entre el estofado sin carne y yo, es un avance.
-ah eso hace la situación diferente. –se burló Mika. –oigan, ¿no creen que deberíamos comer algo?
-cierto, esperemos a los hombres en un restaurante. Le enviaré un mensaje a Yuuto para avisarle. –sentencié. –salgamos de aquí entonces.
Todas nos matamos de risa cuando llegaron Harima, Mike y Yuuto, los 3 tenían la cara pintada de azul fuerte. Hasta la fecha es un misterio que les pasó, por más que les preguntamos ninguno de los 3 hizo un comentario de eso.
Unas horas más tarde nos encontrábamos en un centro comercial, viendo tiendas y tomando fotos por doquier. El día era perfecto hasta que Yuuto me lo arruinó.
-oye, Shiina… tengo algo que mostrarle a Haruka, ¿te importaría inventarte una buena excusa a nuestra ausencia? Los veremos más tarde en el hotel ¿sí?
-claro Yuuto, cuídala mucho. –dije sonriente.
-gracias, eres una verdadera amiga. ¡Nos vemos!
Yuuto y Haruka se fueron corriendo en dirección contraria a la nuestra y desaparecieron entre la gente, tomados de la mano. –es lo mejor… –pensé. –son el uno para el otro.

sábado, 25 de agosto de 2012

Capítulo 6: Harima Kenji


Harima
Kenji
Harima está enamorado de Tenma
Harima tiende a cautivar a quien lo trata a fondo



¿Cómo había terminado así? ¿Cómo es que después de ver a Tenma comiendo feliz mente a solas con Nobunaga había terminado en casa de una extraña?
Ella estaba tomando un baño y me había pedido que me pusiera cómodo, ¿Cómo podía hacer semejante cosa? Era un bonito lugar: la habitación estaba pintada de blanco con flores rosas y el ambiente era fresco, había una televisión y una mesita. No había otras habitaciones más que el baño y la cocina dignamente equipados, ¿así que ahora viviría ahí?
Me quité los lentes oscuros e intenté peinarme, pero por el clima lluvioso me era imposible tenerlo relamido y estaba alborotado.
Frente a mí, en la mesita estaba el sobre amarillo, que dentro resguardaba la razón de mi depresión: la novela en la que escribí todo lo que sentía por Tenma.
-no seas cohibido, por favor Harimin. –dijo mi compañera de cuarto, que estaba secándose el cabello con una toalla blanca, era una mujer era muy linda. –siéntete como en casa, vivirás aquí un tiempo, ¿no?
-supongo… gracias Kari.
-no te fijes, ¿quieres beber y hablar para sacar las penas?
Aunque se notaba que era mayor que yo; su aura juvenil e inocente cubría mi vista, sus ojos castaños expresaban preocupación sincera, se acercó a mí y me tomó de la mano.
-acércate a la mesa, traeré unas cervezas.
-si
-entonces, Harimin… ¿Qué significa esto? –preguntó con cortesía señalando el sobre amarillo.
-¿eso? Bueno… eso es ¡solo basura! –tomé el sobre con ambas manos y lo lance al bote de basura.
-¡Harimin! ¡Lo siento! ¡Cálmate por favor!
-lo siento Kari… sabes… solo quería que ella lo viera en alguna librería y pensara “que perdedor” con eso habría sido el hombre más feliz del mundo…
-¿pero?
-a ella le gusta otro chico, un enano que la ignora como si fuera un perro.
-eso no significa que sea el final.
-¿lo crees?
-sabes… a mí también me acaban de abandonar: mi ex novio se fue con otra hace un mes, por cierto: puedes usar su ropa mientras vivas aquí.
-gracias, ¿Por qué terminaron?
-amor… supongo que repentinamente dejó de sentir algo por mi y se fue.
-ya veo, se acabó el amor.
-eso significa que no era amor… Harimin. Si tu olvidas a una persona, así pasen mil años no es amor. Pues el amor verdadero es eterno.
-¿tu lo amabas verdaderamente?
-las ventaja es que el amor puede renacer… como justo ahora, -ella se arrodilló y fue acercándose a mi lentamente, permitiéndome ver su muy desarrollado y excelente cuerpo. –frente de ti, en este momento está renaciendo.
No supe cómo responder y me di media vuelta, ella al parecer se sintió mal por ello.
-pero que tonterías he dicho, no me escuches Harimin… me voy a la cama, buenas noches.
Ella subió a su cama y me dio la espalda, me recosté en la cobija que había en el suelo para mí.
-perdona Kari, es solo que no sé ni quién soy.
-no te preocupes, ¿a qué hora vuelves mañana?
-a las 4, quisiera comprarte algo de agradecimiento.
-no hace falta Harimin.
-igual lo hare, buenas noches.
El sol me obligó a abrir los ojos, aun era temprano para ir a la escuela, pues ese día entrabamos a las 12 y salíamos a las 2, así que decidí limpiar un poco.
Cuando pasé a limpiar la cocina había una notita pegada en el refrigerador, decía:
“Harimin, leí tu novela y me encantó, nunca dejes de escribir por favor. Te dejo 1000 yenes para que gastes. Te espero para comer”
Esta chica valía oro para mí, me salvó de no querer volver a lo mismo de siempre, me salvo de caer en la desesperación por no poder tener a Tenma… además de que me dio nuevas esperanzas, con esos pensamientos positivos me fui a la escuela.
Durante el periodo de clases no hubo nada fuera de lo común, a pesar de mi ausencia mi lugar seguía perteneciéndome así que pude ver tranquilamente a Tenma durante las pocas horas de clase, a la hora del almuerzo Yuuto me invitó a reunirme con ellos de nuevo y me sentí agradecido. Seguían reuniéndose en la azotea, exceptuando a Tenma y a Nobunaga que ahora acostumbraban comer juntos. Me invitaron a salir con ellos después de la escuela pero antes de eso me enteré que Tenma llevaría a Nobunaga a comer. Mi sangre hirvió por mis venas y me negué a acompañar a mis nuevos amigos, tenía que saber lo que tenían esos dos.
Esperé pacientemente en la entrada de la escuela por Tenma y Nobunaga, cuando salieron me fui despistadamente detrás de ellos, Tenma estaba muy nerviosa y no decía nada, Nobunaga le era indiferente y solo caminaba sin mirar en ninguna dirección.
-oye, Nobunaga... ¿te gusta mucho el estofado verdad?
-sí.
Hubo otros 5 minutos de silencio, Tenma parecía intranquila; como buscando urgentemente un tema de que hablar con él.
-oye, ¿te estoy aburriendo?
-no.
Las conversaciones de Nobunaga con Tenma eran tan secas que cualquier chica común le hubiera dicho que se fuera a pelar rábanos, pero Tenma estaba tan cegada con el que el solo estar a su lado le bastaba. Algo bastante parecido a lo que yo sentía por ella.
-Mira, ¡Nobunaga! ¡Un adivino!
En medio de la calle había un anciano con una bola de cristal y una mirada perdida.
-¿quieres que lo intentemos, Nobunaga?
-si…
Se acercaron a con el anciano y le pagaron lo indicado. Seguido el anciano comenzó a hablar.
-ustedes tienen una relación con futuro, pero el chico tiene otro gran amor.
-¿Qué? ¿Otro amor? –Tenma se mostro mortificada. -¿eso me hace a mí un amor suyo?
-No he dicho eso. –dijo el anciano. –solo he dicho que pueden tener futuro si él te elige por sobre su verdadero amor actual.
-¿sabes a que amor se refiere el, Nobunaga?
-Si
-Y… ¿me quieres más que a ella?
-No
-ya veo. –Tenma intentaba no dar a mostrar su decepción. –y sí, yo tuviera una dotación de estofado para toda la vida y ella no, ¿me elegirías a mi?
Nobunaga se quedó en silencio mirando en otra dirección, pensando su respuesta.
-N…N… ¡Nobunaga no puede elegir entre mi alianza de estofado y yo! ¡Ya no puedo más, discúlpame!
Tenma rompió en llanto y se fue corriendo en mi dirección, apenas tuve tiempo de lanzarme a unos botes de basura para que no se diera cuenta de mi presencia.
-Deberías ir tras ella, jovencito. –le dijo el anciano a Nobunaga. –creo que se ha ofendido.
La mirada de Nobunaga era de indiferencia, -Maldito enano. –Pensé. No pude más y salí de mi escondite para encararlo, Nobunaga se estremeció al verme salir de entre la basura; me importó un bledo y me acerqué a él para golpearlo, mi sorpresa fue que el enano hábilmente esquivó mi golpe.
-¡Idiota! –le grité. -¡cómo te atreves a hacerle daño a una chica tan linda!
Le lancé una patada con el mismo resultado, con un salto se quitó de mi área letal.
-Ve tras ella, Harima.
-¿Qué?
-Por desgracia he dejado desprevenido a mi otro amor, mi amado anime. Ve tras ella y consuélala un poco, yo tengo que ir a comprar unas cuantas revistas.
El corrió en dirección opuesta a Tenma y me quedé extrañado y confundido.
-Ve tras ella, ¡tonto! ¿No ves que iba llorando? –Me regañó el anciano.
-¡Es verdad! –grité; corrí tras Tenma como alma que lleva el diablo.
Tenma había corrido en dirección a la escuela así que rápidamente estuve cerca de alcanzarla: ella estaba del otro lado de la calle, bajando el puente peatonal.
Corrí con astucia entre las escaleras del puente peatonal y lo crucé como un rayo, sin embargo cuando iba bajando me tropecé con mis pies y caí a la mitad de las escaleras: di más o menos 5 vueltas y caí con la espalda. Mi cuerpo me dolía de pies a cabeza y no podía levantarme, a duras penas pude ponerme de rodillas. Mi gran oportunidad de confesarle a Tenma mis sentimientos se alejaba y yo ni siquiera podía levantar la mirada.
Una sombra con forma de cabeza cubrió el sol en mi frente, levante la mirada y pude ver una chica con el uniforme de la escuela ofreciéndome la mano, era la silueta de Tenma; le tomé la mano y le dije con la mayor dulzura que mi situación me permitía:
-Te amo… Estoy perdidamente enamorado de ti desde el primer momento en que te vi.
-Por fin lo dije. –Pensé, victorioso; ahora si podía morir en paz. Abrí mis ojos con interés de ver la reacción de Tenma y mi sorpresa fue mayor aun.
Elizabeth estaba frente a mí, con los ojos muy abiertos, me había confesado a la persona equivocada. -¿ahora qué hago? –Me preguntaba a mí mismo, ¿Qué se hace en estas situaciones tan incomodas?
-N…N…No sé qué decirte, Harima… vaya… es muy repentino… pues…
Elizabeth estaba abochornada: su rostro estaba rojo y había desviado la mirada.
-¡Harimin! ¿Pero que te ha pasado mi amor?
Kari llego por detrás de Elizabeth y con un ligero empujón separó nuestras manos y me ayudó a levantarme pasando mi brazo por su cuello.
-vámonos a casa mi amor, te prepararé un delicioso estofado.
Yo estaba estático, congelado, en shock. No pude articular ninguna palabra para Elizabeth que me miraba extrañada.
-¡oye, Bigotes! –gritó Elizabeth cuando Kari empezaba a darme la vuelta para llevarme a su casa.
-¿Bigotes? ¿Me hablas a mí? Elizab…
No pude completar mi pregunta: recibí una bofetada de la rubia que tenía una cara llena de ira.
-…Y me dijiste que te gustaba el curry, eres de lo peor. –gruñó dándose la vuelta y alejándose con gracia.
-Vaya, Harimin ¿qué le hiciste a esa chica?
-Me duele todo Kari, creo que voy a morir.
Cuando desperté estaba en la cama de Kari, con vendas en los brazos y en las piernas. Ella estaba atendiéndome mis heridas de la cara.
-Harimin está muy inflamado, ¿Por qué estaba tan enojada?
-No estoy muy seguro. –dije con naturalidad. –pero es del “tipo princesa” ¿sabes? Es una chica rica que tiene todos los lujos. Así que probablemente simplemente odie a las personas como yo, pero gracias a ella finalmente he abierto los ojos.
-¿Eh?
-Mañana le confesare mis sentimientos a la chica que amo. Y si me rechaza dejaré la escuela.
-Harimin… -Kari puso un rostro de preocupación. –tiene que haber otro camino, no dejes la escuela.
-No te preocupes, solo voy a la escuela por ella de cualquier forma, ahora ya no tiene caso.
-Ya veo, eso significa que también vas a dejarme a mí, si no te importa. –se acercó a mi brazo. –solo un poco mas… quiero tenerte aquí un poco más.
Kari hasta el momento me había tratado como un rey, incluso estaba curando mis heridas a pesar de tener tan poco conociéndonos; separarme de ella me dolía mucho.
-G… Gracias por haber cuidado de mí.
Ella suspiró. –era muy feliz al venir a casa y tener quien me recibiera.
-Gracias por estos días tan divertidos, Kari… también por tus consejos y apoyo.
-Sigue escribiendo, ¿sí?
-Claro.
Tomé dos hojas en blanco y en una escribí mi renuncia, en otra escribí una carta para Tenma pidiéndole que se reuniera conmigo en el gimnasio a la hora de la salida. Así me sentí listo para el día siguiente en la escuela. Mi última noche en casa de Kari fue tranquila y cálida. Dormí como no lo había hecho en mucho tiempo.



La mañana era joven y yo también lo era, el destino se burlaba de mi una y otra vez impidiéndome confesar mis sentimientos a Tenma Muguki así que estaba decidido que arriesgaría toda mi vida escolar en este último intento.
En ambos bolsillos de mi pantalón llevaba las cartas: una carta de confesión de amor para dejar en el casillero de Tenma, y una carta de renuncia a la escuela en caso de una negativa. Limpié mis gafas y me acomodé el peinado para verme apuesto en el momento cumbre de mi vida amorosa: mi confesión suicida.
Corrí por entre los casilleros y deje la carta con rapidez en el casillero de Tenma, después me fui al gimnasio donde le pedí que nos reuniéramos, no tenía ni fuerzas ni ánimos para ir a clases ese día tan crítico.
En el gimnasio no había nadie por ser entresemana, así que me recosté en las gradas de las canchas de baloncesto e intenté tomar una siesta, imposible para la intranquilidad en que me veía asediado, así que me limite a recordar cómo era mi vida hasta que Tenma entró en ella.
Yo era miembro de una banda en Tokio, llamada dragones azules que se dedicaba a proteger la zona este de la ciudad y a robar vehículos de la zona oeste, la zona de los sushi – sushi, banda rival que cuando observaba a uno de los nuestros en su zona inmediatamente disparaban sin preguntar.
-Harima, ¿vez a ese lindo bebe? –preguntó el viejo John señalando a una motocicleta Harvey Davidson azul zafiro estacionada frente a un bar en las afueras de la zona oeste.
-Es hermosa. –admití con una sonrisa. – ¿es la motocicleta de Marón, no?
Marón era el jefe de los sushi - sushi, un gigantesco calvo que con un golpe podía destrozar un árbol.
-Sí, ese malnacido la robó de una familia rica de nuestra zona… ¿te gustaría poder viajar en ella Harima?
-¿Quieres esa motocicleta para ti jefe?
-No… idiota… tú no tienes motocicleta y eres de los nuestros, creo que ese bebe merece ser tuyo. Como regalo de cumpleaños.
-Jefe…
-Anda, no seas tímido. ¿Aceptas?
-Como decir que no. –admití, esa motocicleta era hermosa.
-entonces está decidido, entraremos ahí y le arrebataremos las llaves para que esa preciosura se venga con nosotros; llama algunos muchachos.
Esperamos en esa estación telefónica durante unos 20 minutos hasta que llegaron 10 camaradas y cruzamos la terracería para entrar al bar de mala muerte.
Había al menos 20 sushi – sushi bebiendo en la barra o jugando en las mesas de billar, era su lugar favorito de reunión. Entre los bebedores resaltaba el gigantesco Marón, su calva brillaba ante las lámparas de noche que colgaban del lugar.
-¡dame otra, David! –gritaba el gigante al cantinero. –hoy estamos felices.
-maldito bastardo. –dijo el viejo John apretando sus puños. –seguro esta festejando el asesinato de nuestros hermanos.
-entonces, ¿Qué hacemos aquí, jefe? –preguntó uno de nuestros camaradas. – ¿vamos a dispararles o algo así?
-pues, Harima viene a golpear a Marón; nosotros venimos a evitar que interfieran.
-¡¿Qué?! –exclamé, sorprendido.
-bueno, ¿esperabas que simplemente robáramos la motocicleta? No es nuestro estilo, gánasela limpiamente y serás aceptado como mi sucesor en unos años, muchacho.
-vaya, Harima el viejo te está dando una gran oportunidad… esa motocicleta no solo vale cientos de miles de dólares por ser una clásica en estado optimo, si no que será el trofeo que te probara como su sucesor en unos años más, que envidia.
En esos días mis prioridades no eran las mismas, para mí los dragones azules eran mi familia y me daban la confianza de poder patearle el trasero al enemigo más odiado, acepté en silencio caminando directo al gigantón.
-hey, gordo idiota. –grité con aspereza. –vengo a saldar cuentas contigo de una vez, por lo que le hiciste a mi hermano.
Los que estaban jugando Billar no se inmutaron, como si no se hubieran dado cuenta de mi presencia; pero los de la barra voltearon a verme de forma hostil.
-eres Harima Kenji, ¿verdad? El niño consentido del idiota de John. –dijo con indiferencia Marón.
-no te metas con John. –grité acercándome más a él.
-hey, imbécil mejor vete de aquí. –dijo uno de los de la barra.
-espera, espera. –interrumpió Marón. –creo que el mocoso quiere probarse contra mí.
-no soy un mocoso, pero así es.
-tienes 16, eres un niño. No interrumpan amigos; esto será rápido solo conmigo. Hay que hacerle entender que esto no es un juego de mocosos que se creen buenos solo porque han ganado a sus amigos en la escuela.
Marón se levanto, era un calvo con una barba canosa que media más o menos 2 metros y pesaba unos 150 kilogramos, sus brazos eran como los de un gorila y de solo mirarlo a los ojos intimidaba, pero yo no me iba a echar para atrás.
-seré algo viejo, pero todavía no nace el bastardo que pueda conmigo. –alardeó antes de soltar un rápido puñetazo dirigido a mi nariz, me lancé hacia atrás para esquivarlo.
Seguido de eso me lanzó otro golpe ahora apuntando a mi pecho, me lo quité con el codo y golpeé su cara con mi frente, haciéndolo retroceder; no tardó mucho en reaccionar y me lanzó una patada que dio en el blanco: directo al pecho, con tal fuerza que me tiró al suelo.
-¿vez? Tienes 16 años, vete a casa por favor.
Solo había algo que me enfadaba más que el hecho de que ellos mataran a mi hermano: que me menospreciaran por mi edad. Me levanté y lancé una patada a su estomago, retrocedió una vez más; dándome oportunidad de dedicarle unos cuantos golpes con puños en los riñones seguidos de un jab al rostro.
El anciano cayó al suelo, busqué entre sus bolsillos las llaves de la motocicleta y Salí caminando, sorprendido de que sus subordinados no intentaran detenerme.
-espero que sepas lo que has ganado llevándote el trofeo, este mundo no debe de ser para ti.
El viejo hablaba mientras se levantaba a trompicones, le ignoré y Salí del bar para encontrarme con mis amigos.
-¡estoy orgulloso de ti! –dijo uno.
-¡le enseñaste a ese idiota lo que los dragones podemos hacer! –dijo otro
-¡ahora sube a ese bebe y vámonos a casa! –dijo el viejo John
La Harley Davidson 1980 azul zafiro siempre fue mi modelo favorito de motocicletas, el tener una parecía un sueño. Pues ni los más afortunados y millonarios coleccionistas podían darse el lujo de encontrar tan raro tesoro: solo se habían fabricado 10 en todo el mundo. Subí en ella y Salí a toda velocidad para reunirme con todos en la estación, donde seguramente me esperaba una fiesta con cerveza y pizza por mi asenso futuro como líder.
-Vaya que es hermosa… creo que si quieres cambiarla por mi vieja motocicleta aceptaré, Harima. –dijo el Viejo John
-Ni de broma, la cuidaré para toda la vida.
Mi fiesta de triunfo había terminado, eran las 5 de la mañana y solo quedábamos el Viejo John, Miko y yo. Estábamos fuera de mi casa apreciando la nueva adquisición.
-eso espero, es tu trofeo y debes cuidarla como tal, ¿lo prometes?
-¡claro!
-tu hermano estaría orgulloso. –dijo Miko.
-así es. –asintió el viejo.
Hubo un silencio sepulcral, hablar de mi hermano no era algo para lo que yo estuviera listo. Había pasado hace tan solo un mes y era algo que me hacia querer huir de esa maldita ciudad donde solo tenía problemas.
El silencio fue sepultado: el ruido de un automóvil acercándose a toda velocidad nos alerto a los 3, el viejo se paró frente a Miko y a mí y esperó la llegada de la camioneta purpura.
-hey, bastardo. El jefe nos prohibió que te hiciéramos algo pero ahí le va un regalito a tu jefe. –gritó uno de los que estaban dentro de la camioneta.
Los disparos comenzaron tan rápido como se terminaron y la camioneta avanzó a toda velocidad, cuando dieron vuelta en la esquina el Viejo John apenas estaba cayendo al suelo.
-¡Viejo! ¡Viejo!
Se había ido, había recibido 7 disparos en el pecho y su mirada amable pero autoritaria se había escondido tras sus parpados ya sin fuerza.
-¡no! –gritó Miko. –esto no va bien, cuando se enteren que el viejo se fue las calles se irán del lado de Sushi – Sushi.
-Rápido, ¡Harima! Ve a buscar a todos los que puedas reunir, esta noche se acaba todo. Iremos al oeste a matar a balas frías.
-S… ¡Sí! –subí en la motocicleta, no sin antes mirar al viejo y arranqué por las viejas calles de Tokio. Recordé lo que Marón me había dicho esa misma noche “este mundo no debe ser para ti” también recordé a mi hermano, incinerado sin piedad por esos idiotas, recordé a otros tantos amigos y a otros tantos conocidos que habían tenido finales parecidos. Tal vez este mundo no era para mí. Extrañamente permití que la motocicleta me llevara al lugar más correcto.
Así termine viviendo con mi prima Midori, en la ciudad donde ahora estaba esperando a la chica que amaba para confesarle mi amor. Muchas cosas habían cambiado.

-esto… disculpe, joven… ¿ha visto una bolsita purpura con dinero dentro?
Una chica muy linda, delgada de cabello negro con ojos oscuros penetrantes me miraba esperanzada.
-no, lo siento… ¿la dejaste aquí?
-esto… así es joven, pero no la encuentro. Y como usted tiene rato pensando aquí creí que pudo haberla visto.
-¿Cuánto dinero tenia?
-esto… solo el dinero para comprar bebidas en la escuela para mi hermana y para mí.
-me caes bien, chica… toma 1000 yenes, se supone que debo comer con ellos pero no tendré hambre en todo el día, estoy seguro.
Bajé de las gradas y me reuní a su lado, ella se miraba muy tímida y algo insegura. Pensó mucho antes de retomar la conversación.
-no sé si sea correcto, joven.
-no te fijes da igual.
-se lo pagaré.
-no hace falta… hay que ayudarnos en las necesidades. ¿No?
-esto… si, gracias. –hizo una reverencia y se alejó casi corriendo del lugar.
-pero que gente más extraña viene a esta escuela. –pensé. -4 ojos galanes, enanos otakus, princesas ricachonas, ricachonas inocentes, pelirrojas descaradas, y ahora flacas tímidas.
-Harima… -Dijo una voz a mis espaldas que recién había ingresado al gimnasio. –leí tu carta.
Me di la vuelta con ligereza y pude ver sus colitas como antenas tambalearse al caminar.
¿Así que había llegado la hora? ¿Qué pasaría conmigo? Seguramente ella diría que no pensaba en mí como más que un simple compañero o se burlaría de mis sentimientos. Esperé con paciencia a que se pusiera a mi altura, puso su mano en mi hombro y me dijo con alegría:
-no sé qué demonios hacia tu carta de renuncia a la escuela en mi casillero, pero ¡ten!
Mi cuerpo perdió fuerza, ¡era un idiota! ¡Había echado a perder mi oportunidad más grande! ¡Había confundido mi carta de amor con la de renuncia!
Caí de rodillas y me puse las manos en la cabeza, lamentándome.
-oye… Harima. –dijo Tenma.
-¿eh?
-No quiero que terminé así… ¡ven a la escuela!
-s… si.
Llegué a casa de Midori, abrí la cochera y ahí estaba: un azul zafiro cual piedra preciosa resaltado por el plateado de sus piezas motoras. En sus bolsas de cuero a los lados se podía apreciar con letras estilizadas “Harima Kenji”
-oye… Marón… gracias  por ayudarme a entender que ese no era mi lugar. –dije a la motocicleta para después entrar a la casa para hablar con Midori sobre mi ausencia repentina. Ella estaba viendo televisión y comiendo chicharrones.
-hey, Midori… han pasado muchas cosas… jejeje… pero ya estoy de vuelta… jejeje.
-¿Quién… demonios eres tú? –dijo con asperidad; Para volver a prestar atención a su programa.