sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 11: Shiina


Shiina
Amamiya.
* Shiina acaba de perder a su ser más querido: su abuela.
* Shiina vive con su padre y su madre, pero ellos están siempre de viaje.


-¿creen que a los chicos les gustaría que les lleváramos algo? –pregunté con desinterés.
-nah, que se pudran por borrachos. –dijo Mai.
-dijeron que les dolía el estomago. –dijo Haruka.
-el estomago, a los 3… claro… borrachos.
-bueno, ¿vamos por Tenma y Mika? –sugerí. –No han salido de ese restaurante de tacos en 2 horas.
-el clima está perfecto para hacer esto… nada.
Llevábamos 3 horas tiradas en el suelo de un parqué. Habíamos chismeado sobre todos los temas posibles de todos los miembros de nuestro salón y de otros grupos también. Hablamos de la ciudad, del agua, del medio ambiente y de otras cosas inútiles. Pero empezaba a aburrirme.
-Haruka, vamos a ver a tu novio. –sugerí de nuevo. -¿no lo extrañas?
-pues… si… vamos. –dijo ella con timidez.
-eso es jugar bajo Shiina. –se quejó Mai.
-era necesario, no estamos aquí para flojear en una calle. Pensaran que somos unas cualquieras.
-no hay problema, Elizabeth no vino así que no tienen porque pensar eso. –dijo agresiva.
-mucho cuidado Mai, compórtate por favor. –le pedí.
-vaya, vaya… no sabía que eran novias.
-y aunque lo fuéramos no deberías de hablar a las espaldas de las personas.
-tranquila, tranquila… vámonos que el estar sentada te está poniendo de mal humor.
Era verdad, no podía soportar que hablara así de mi mejor amiga. Pero la desesperación de no hacer nada en este viaje tan especial para mí era lo menos ideal en mi mente en ese momento. Tenía que ser un viaje inolvidable en todos los aspectos.
-bueno, esperemos a Tenma y a Mika en el hotel, hagamos una pequeña fiesta de despedida. Después de todo nos vamos mañana en la tarde. –sugirió Haruka.
-de eso hablaba ¡te amo Haruka! –dije abrazándola. –vamos en ese caso.
Ya tomada la decisión de una fiesta de despedida a nuestra visita a las aguas termales llegamos a un mini súper y compramos de todo. Refrescos, palomitas y todo tipo de dulces. Mai, Haruka y yo no podíamos cargar más o nuestros brazos iban a caerse, llegamos al hotel a trompicones y en la habitación montamos todo sobre una mesa grande.
Ahora faltaba reunir a los invitados, yo fui a buscar a los hombres y deje a Haruka y a Mail el buscar a Elizabeth y a Yakumo.
En la habitación de los hombres solo estaba Harima, jugando con un pequeño perro callejero. Era como ver un gorila con un gatito.
-quien te viera. –me burlé. –presumes tus músculos pero el perrito te robó el corazón.
-es un perro fuerte. –dijo el mirándome, como siempre con sus lentes de sol puestos.
-oye, haremos una fiesta de despedida, ¿vienes?
-claro… este… dame un segundo, solo esconderé a Boni en el closet.
-tomate tu tiempo, no queremos que tenga pesadillas. –bromee un poco.
Harima se puso en cuclillas frente al closet y dejó al perro dentro. Antes de darse la vuelta sentí unos pasos a mi espalda.
-princesa. –dijo Harima. –llegas tarde, no pudiste detener a Shiina. Ya me ha invitado a su fiestecilla, ¿no te molesta verdad?
Elizabeth tenía una mirada severa sobre Harima, como con odio mortal.
-sí, me molesta mucho. –admitió ella. –pero no hay de otra. Vamos Shiina.
Ella se dio la vuelta y caminó a paso olímpico.
-¿Eri? –pregunté extrañada por su actitud. -¿pasa algo?
-no importa Shiina. –dijo Harima. –solo no le agrado, vámonos entonces.
Caminamos detrás de Elizabeth. Yo estaba verdaderamente decepcionada, ¿Por qué se portaba así con Harima cuando se suponía que estaban enamorados?
Mi mente intentaba armar un rompecabezas sentimental cuando llegamos a donde la fiesta de despedida estaba situada, Tenma y Mika ya estaban reunidas al igual que Yuuto y Mike. El primero estaba tímidamente recargado en Haruka y el segundo hablaba animadamente con Tenma y Mika.
-hey, ya hemos llegado. –anuncie feliz, dejando atrás mi inquietud por Elizabeth y Harima.
-vaya, ahí estas ¡gafas! –gritó Mike alegre. -¿Dónde rayos fuiste? Te estuvimos buscando por horas.
-olvidaron buscar en el cuarto. –se burló Harima mientras tomaba asiento a lado de Mike. ¿El Harima reservado e indiferente de los primeros días de clases ya no existía?
-bigotes, silencio. –dijo bruscamente de pronto Elizabeth.
Un ambiente de silenciosa tensión comenzaba a crearse y amenazaba con explotar en una discusión indeseada en una fiesta, tuve que actuar rápidamente. Encendí el karaoke situado en el fondo y empecé a cantar alegremente. Todos me prestaron atención y se unieron al canto, mi intervención había sido un éxito rotundo.
Reímos, bailamos, gritamos bromeamos y nos burlamos entre nosotros, hasta que a las 3 de la mañana un empleado del hotel nos pidió un poco de silencio, caímos en cuenta de que era hora de dormir.
Al día siguiente empacamos todo en nuestras maletas y somnolientos esperamos el tren de vuelta a casa, eran las 7 de la mañana y con 4 horas de sueño y todo el cansancio de nuestro pequeño concierto apenas teníamos fuerzas para contestarnos unos a los otros. Harima había envuelto a su nuevo perro: “Boni” entre unas cobijas para simular un bebe y jugaba con él en silencio.
5 horas después estábamos de vuelta en casa. Dos coches lujosos esperaban nuestra llegada: uno conducido por Nanami, encargada de llevar a Mika, Haruka y Yuuto. El otro era para Elizabeth. Conducido por un Mayordomo de aspecto siniestro.
-bueno, entonces nos vemos mañana en la escuela. –dijo Haruka con una sonrisa. –muchas gracias Shiina.
-claro, no hay problema. ¡Nos vemos mañana!
-entonces aceptamos Eri. Gracias. –Dijo Tenma feliz.
-está bien, suban sus maletas. –contestó con amabilidad Elizabeth.
Tenma cogió con habilidad las maletas que descansaban en el suelo, pertenecientes a Yakumo y a ella y unos instantes después estaba jalando a su hermana para subir dentro del auto.
-sube ya, ¡maldición!
-esto… ya voy hermana.
-bueno, adiós Shiina. –me dijo Elizabeth haciendo un ademan con la mano.
-adiós… -contesté triste.
El coche arrancó y abandonó la estación, dejándome a mi sola. ¿Qué demonios tenia Elizabeth? Normalmente ella se hubiera ofrecido a llevarme a mí también, pero como recriminación por algo me estaba tratando de esa manera.
No me importó, ya se le pasaría, fuese lo que fuese no podía ser tan malo. Cuando llegué a casa dormí durante todo el día.


Al día siguiente en clases todo parecía más calmado, Elizabeth ya no se portaba fría conmigo y hasta me pidió que la acompañara al baño. La llegada de los exámenes trimestrales tenía a todos como locos, al final Haruka Elizabeth y yo quedamos de juntarnos en casa de Tenma esa misma tarde para estudiar, me alegraba que las cosas volvieran poco a poco a su ritmo anterior, sin embargo la tensión en el aire era evidente pues no recuerdo que Elizabeth me mirara a los ojos en todo el día.
En mi casa me cambie de ropa, me vestí con un cómodo Yukata y me puse el peine que mi abuela me regaló cuando niña. Metí los libros y cuadernos necesarios en una mochila y salí de mi casa con completas intenciones de reparar las cosas con mi mejor amiga a todo coste; Mientras caminaba por las calles, llenas de gente por la hora pico, mi mirada se centró en un centro de la fortuna. Siempre tuve el problema de ser ligeramente supersticiosa y encima de todo de malgastar dinero en adivinarme el futuro al menos una vez cada semana. Entré en el edificio y pedí la famosa “carta del destino” la empleada amablemente me entregó un pergamino enrollado con papel antiguo y me permitió abandonar el lugar.
Respiré profundamente antes de leer el contenido y lo abrí lentamente, apenas mis yemas terminaron de desenrollar el papiro mis ojos se iluminaron por la sorpresa:
“un avance notorio con la persona que amas se aproxima”
Curiosamente mi destino nunca había sido tal, normalmente predecía mal clima o que tendría dinero. Pero esta vez en verdad acababa de decirme que Yuuto y yo tendríamos un avance, ¿pero cuándo sería eso? Y peor aún, ¿Cómo sobrellevaría la situación? ¿Qué debía hacer cuando eso pasara? Iba sumida en mis pensamientos, cruzando las abarrotadas calles vecinas a akihabara cuando por mis descuidos terminé cayendo al suelo tras golpearme con alguien y rebotar en un bote de basura.
-ouch. –me quejé. –lo siento amigo, ¿estás bien?
-¿Shiina? –preguntó el extraño.
Me miraba preocupado, con una mano extendida para ayudarme a levantarme, el brillo de sus lentes con el sol simuló un evento del destino tan esperado. Yuuto acababa de arrollarme de nuevo.
-ah, pero eres tu ¡Yuuto! Debí imaginarlo apenas caí en el suelo. ¿Por los viejos tiempos?
-es que estábamos perdiendo la costumbre. –bromeo él con sarcasmo.
Llevaba una camisa de un equipo de futbol japonés llamado “EAST TOKIO UNITED” y pantalones de mezclilla, llevaba un par de bolsas blancas en las manos.
-¿vienes de ver un partido o algo así? ¿Qué es eso?
-ah… ¿esto? N… no es nada… -dijo él, nervioso. –este… ¿A dónde vas?
-iba para estudiar en la casa de Tenma, ¿gustas llevarme hasta ahí? –dije apenada, esperando que no se diera cuenta de mis patéticos intentos de coqueteo.
-bueno, se supone que Ruko y Sensei están celebrando su “VIGESIMA TERCERA SÚPER BARBACOA DE 5 DÍAS” y que yo soy el chef principal, pero pueden esperar unos minutos. ¿No?
-supongo. –dije sorprendida. -¿eres su esclavo o algo así?
-me gusta pensar que soy el que las mantiene con vida.
-una forma bonita de llamarle a la esclavitud ¿eh?
-oye, Shiina. Qué lindo peine. –dijo de pronto, cambiando de tema. No hay que mencionar que me estremecí y que los escalofríos amenazaban con hacer que mis piernas tambaleantes perdieran todo el equilibrio; Estos síntomas eran entendibles pues Yuuto acababa de darme un cumplido.
-¿te gusta? Me lo regaló mi abuela cuando era niña, es uno de mis objetos más preciados.
-es muy lindo, ¿Por qué es un pájaro rojo?
-bueno, ella me decía que era por la tradición pluma roja. Como tú sabes mis padres son huérfanos, así que mi abuela era la antigua rectora del orfanato al que fuimos el otro día.
-ya veo, ella era como una madre para tus padres y para ti fue como una abuela.
-ella era la persona más importante para mí, gracias a ella soy la persona que ves ahora mismo.
-¿a si? Me gustaría que me contaras algo de tu vida.
-¿en verdad? –normalmente hablar con Yuuto era algo muy fácil. Pero hoy me estaba portando como una niña tonta y berrinchuda. Tenía que aprovechar la situación para que el me conociera mejor.
-bueno… mis primeros amigos fueron los huérfanos, mis padres solían dejarme con mi abuela para ayudarle a los otros niños, ella siempre me decía que aquellos que no tienen la fortuna de nacer con quien les de amor en sus primeros días tienden a tener corazones solitarios, y que nuestro trabajo como plumas rojas era llenar ese vacío, para darles a entender que no estaban tan solos como ellos creían.
-qué lindo pensamiento. –admitió Yuuto.
-¿verdad que si? Todas las mañanas recorríamos habitación por habitación para que ella despertara a cada uno con un beso de buenos días, después les servíamos el desayuno y preparábamos el baño. Cuando las actividades matinales terminaban ella me permitía jugar con todos durante todo el día. Hasta que mi mamá llegaba por mí para volver a casa.
-no intento entrometerme de mas pero… ¿Qué paso con tu abuela? Parece que era una gran persona.
-era la mejor persona del mundo Yuuto, créeme. Por desgracia los años y el agotamiento terminaron venciendo su ya débil cuerpo y tuvo que abandonar este mundo, sin embargo su espíritu sigue en mí y en los otros plumas rojas. Por ejemplo: mis padres a pesar de que ahora son hombres de trabajo muy ocupados, siguen asistiendo a las reuniones y donan buena cantidad monetaria mensualmente. Por otro lado los plumas rojas que por alguna razón no pueden asistir a las reuniones suelen enviar cartas de disculpa acompañadas de juguetes y otras cosas así. Lo que mi abuela empezó sigue en marcha aunque ella ya no esté aquí.
 -ya veo, debe ser una madre muy orgullosa. Sobre todo de ti.
-g… gracias.
Íbamos hablando por un puente en el que debajo había un pequeño riachuelo, con más o menos 5 CM de profundidad. Dos mocosos pasaron jugando empujándonos a mí y a Yuuto. Lo peor fue que mi peine cayó al riachuelo en el estruendo.
-malditos mocosos. –maldijo Yuuto. -¿eh? ¿Qué pasa, Shiina?
-mi peine… cayó al agua… -estaba al borde de las lagrimas, ¿Qué iba a hacer ahora? Ese era mi más preciado objeto.
-¿Qué? Espera un momento aquí por favor. –Yuuto corrió alrededor del puente y bajó a donde estaba el riachuelo. Se quitó los zapatos, después sus calcetines y remangó su pantalón para entrar al agua.
-Yuuto, es demasiado… no es necesario en verdad.
-es importante para ti, ¿no? Solo tomará un segundo. –gruñó.
Yo también di la vuelta al puente y esperé a Yuuto en la orilla, el buscaba en el agua con insistencia y constantemente amenazaba con resbalarse.
-Yuuto…
-este es… ¡ah! ¡Un cangrejo! ¡Ouch!
Pasaron varios minutos, un grupo de niños ahora me hacía compañía animando a Yuuto.
-debes gustarle mucho para hacer esto por ti. –dijo uno de ellos.
-no… solo somos amigos. –admití triste.
-yo creo que no. –dijo una niña que miraba con admiración a Yuuto. –seguramente él en el fondo siente algo por ti.
-Yuuto, no quiero que te resfríes solo por mí –grité, intentando no ilusionarme con lo que los niños me decían.
-esto no es nada para mí. –me gritó de vuelta. –estoy por hallarlo, lo siento en la sangre.
Seguido de decir eso, Yuuto se resbaló y cayó dolorosamente en una de las resbalosas piedras llenas de moho.
-ouch… ¿eh? ¡Mira! ¡Lo he encontrado!
Yuuto se levantó y corrió hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, sosteniendo algo con su puño izquierdo.
-ten, disculpa la tardanza. –dijo él con amabilidad depositando mi peine en mis manos, extendidas torpemente a la altura de mi pecho.
-g…gracias Yuuto. –lagrimas empezaron a caer de mis ojos. Ahora si lo había hecho todo mal. No me había conformado con haberme levantado como una niña tonta y berrinchuda, también tenía que ser una niña llorona. –no tienes idea de lo que significa para mí.
Rompí en llanto total, cubrí su mano con las mías y la presione a mi pecho.
-vaya, tonto… la has hecho llorar. –dijo una de las niñas.
-ahora, ¡bésala! ¡Bésala! ¡Bésala cuatro ojos! –grito uno de los niños.
-mocosos… ¡Largo! –gritó molesto. -¿estás bien Shiina?
-solo fue la sensación de que ya había perdido mi peine y ahora está de vuelta conmigo, discúlpame.
-no hay problema… vamos… seguro Tenma te espera.
Caminamos en silencio hasta llegar a casa de Tenma, pero no me importó. Después de todo…
Si estábamos destinados.
-bueno, aquí me retiro yo. –anunció Yuuto. –Ruko y Sensei me matarán por haber tardado tanto, nos vemos después ¿Shiina? Ya sé, ¿Qué tal si vamos a comer los dos juntos este domingo?
-me encantaría. –dije sorprendida; pero halagada. –no vayas a olvidarlo.
-claro que no, nos vemos en la escuela.
En el jardín delantero de la casa de Tenma estaba Yakumo, la linda hermana de Tenma que todos consideraban como la más hermosa de la escuela junto con Elizabeth. Miraba en una dirección perdida, como si estuviera viendo a alguien.
-hey, ¡Yakumo! –le saludé alegre.
Ella volteó y se ruborizo, como si la acabara de descubrir haciendo algo malo.
-esto… señorita Amamiya… pase por favor. –me dijo tomándome del brazo y lanzándome a la sala de su casa. –mi hermana y la señorita Johnson ya están estudiando en su cuarto.
No me dejó ni siquiera charlar un poco con ella, cerró la puerta de la entrada dejándome con la duda en la mente. No me importó y subí las escaleras para entrar a la habitación de Tenma, justo cuando estaba a punto de girar la perilla de la puerta escuché mi nombre, y pensé que sería divertido saber que hablaban de mi.
-veras… creo que Harima está enamorado de Shiina. –dijo Tenma algo apenada.
-¿eh? –respondió Elizabeth sorprendida.
-espero que ese sentimiento tan profundo sea mutuo. –confesó Tenma con las manos cruzadas. –pero como yo no soy una experta en estos asuntos necesito tu ayuda… además pienso que a Shiina también le haría bien… es algo que no esperaba de Harima… pero le comprendo… porque Shiina es muy guapa.
Me sentía halagada, incluso si estaban malinterpretando los sentimientos de Harima, pues para mí era más que claro que el estaba enamorado de Elizabeth. Por lo que esperé ansiosa la siguiente oración.
-eh… pero… Shiina… no es tan guapa como crees…. –dijo tambaleante Elizabeth.
Abrí la puerta con furia, le lancé una mirada venenosa a Elizabeth y me senté a un lado de Tenma.
-disculpa la tardanza, Tenma… ya he llegado.
-eh… hola Shiina… ¿Cómo estás? –preguntó ella nerviosa.
-ya no tan bien como antes… ¿empezamos a estudiar?
Abrí mi mochila y deposité en la mesa mi libro de geografía. Fingí hojearla por unos segundos esperando encontrar de reojo alguna reacción de arrepentimiento de parte de Elizabeth, pero ya que esta no se dio; decidí seguir con los ataques.
-Tenma, me dijiste que tenías problemas para reubicar los puntos en el plano japonés, ¿no? Déjame te lo explico, supongo que la cavernícola con la que estabas hace unos segundos no te explicó correctamente.
-eh… no, no los entiendo. Gracias Shiina.
-no hay de que, como me imaginaba. Cavernícola tonto. –bufé con desprecio y pude notar como la piel de Elizabeth se erizaba y presionaba sus puños con ira.
Expliqué con dedicación a Tenma durante unos minutos hasta que ella dominó completamente el marcaje, luego guardamos los libros de la materia.
-este… ya que eres tan impresionante, ¿puedes ayudarme con matemáticas, Shiina?
-lo siento. –me disculpé. –no es mi mejor materia.
-yo puedo hacerlo. –dijo Elizabeth. -¿es este  problema? Es fácil, se hace así…
Elizabeth explicó a Tenma unos minutos y después sonrió satisfecha.
-vaya, ¡eres una genio Elizabeth!
-bueno… es lo mínimo que se debe saber para poder ir a la universidad, no basta con saber dibujar mapitas.
Esta vez la estremecida y furiosa era yo, ¿Qué le pasaba a Eri?
El ambiente estaba helado, tanto que el calor de verano no lograba hacernos sudar ni un poco. Tenma movía la cabeza de un lado a otro, aparentemente pensando en una forma de reconciliarnos a mí y a Elizabeth. No pasó mucho cuando la puerta se abrió.
-hola chicas, ¡he traído las fotos del viaje!
-¡Haruka! –gritó Tenma alegre, dando saltitos hacia ella. -¡Trajiste las fotos! ¡Las fotos! ¿Las vemos? ¿Las vemos juntas? ¿Las vemos juntas las vemos? ¿Las vemos las fotos las vemos juntas?
Haruka se asustó un poco y retrocedió, abriendo sus grandes ojos.
-¿pasa algo, Tenma?
-solo pasa Haruka, hay que ver las fotos como las mejores amigas que somos, ¡a ver las fotos todas juntas!
Haruka sacó de su bolso oscuro un grueso sobre y lo abrió en la mesa.
-vaya, pero ¡mira! Mika y yo comiendo tacos. –dijo entusiasmada Tenma, como esperando arrancarnos una sonrisa a mí y a Elizabeth.
-Yuuto sale muy guapo en esta. –observo Haruka con timidez.
-es cierto, pero tu cerraste los ojos. –dije yo con alegría.
-y qué decir de ti Shiina. –dijo Tenma alegre. –en cientos de fotos sales de lado de Mike, ¿hay algo por ahí?
-Q… Como se te ocurre, tonta. –me defendí.
-creo que hacen linda pareja. –dijo Haruka asombrada.
-yo no lo creo, además por lo que he oído Shiina se va con el tipo de bigotes y gafas de sol a nuestras espaldas. –dijo Elizabeth con un tono asqueado.
-muy bien, ¡he tenido suficiente! –grité. -¡dime cuál es tu maldito problema conmigo! Es de cobardes hablar a las espaldas de las personas, ¿sabías eso, bonita?
Elizabeth se puso de píe al igual que yo y contestó con la misma rabia que yo.
-¡Muy bien, te diré cual es mi problema contigo! Yo no soy como tú, que andas de coqueta con el primer imbécil que se te para enfrente.
-no sé de qué demonios estás hablando, ¡si la que estaba de la mano de Harima en la calle eras tú!
-¿Qué? –gritaron Haruka y Tenma al unisonó.
-e… eso fue porque él me tomó por sorpresa, él fue el que me tomo de la mano y me declaró su amor. No voy a tolerar esto, me largo.
Elizabeth tomó su mochila furiosa y se dirigió a la puerta.
-Eri… por favor quédate. –suplicó Tenma.
-déjalo así, Tenma… buenas noches.
-es enserio eso que dijiste de Harima, ¿Shiina? –preguntó Tenma preocupada.
-quería mantenerlo en secreto cuando los vi en la calle, pero así es.
-vaya… el estuvo ensayando conmigo en las aguas termales para declarar su amor por ti…
-¿Qué? –grité sorprendida.
-creí que sus sentimientos eran puros, ya que se esforzó mucho… pero resulta que le coquetea a todas… al final resultaste ser un imbécil, Harima Kenji.
-no creo que vaya por esos rumbos… -intenté explicar. –creo que hay gato encerrado en este malentendido.
-no hay nada que pensar, Harima es un sinvergüenza que anda atrás de todas las chicas bonitas, seguro solo falta Haruka porque es novia de un amigo suyo…
-eh, pero… el joven Kenji no parece una mala persona. –intervino Haruka, como tratando de detener una guerra nuclear.
-esos son los peores, Haruka. –dijo Tenma lamentándose. –los más tiernos son los que te rompen el corazón.
-dejémoslo como está por ahora. –ordené. –tenemos muchas cosas que estudiar antes de los exámenes, además debemos aprovechar que la chica genio “súper Haruka” está con nosotros.
No estaba en mis planes el dejar que la tontería que acababa de hacerme Elizabeth me arruinara el sabor de tener una cita con Yuuto, así que intenté despejar mi mente estudiando en tranquilidad con mis dos amigas, me disculpé ya entrada la noche y me retiré sigilosamente por la casa de Tenma, Yakumo estaba mirando algo bajo un árbol en el jardín frontal de la casa, mi maldita curiosidad me hizo tomar asiento en una silla oculta en las sombras para ver que ocurría. Ya en posición visible pude ver un chico con gafas oscuras y chaqueta de cuero de cuclillas, Harima estaba llamando a un gatito de entre los arbustos, parecía tomárselo muy enserio.
-Ven aquí, gatito, gatito…
El animal obediente se acercó poco a poco hasta depositarse en su regazo, Harima le revisó el cuerpo y le quitó algo de una pata frontal.
-Tenía una astilla en su pata, ahora ya se comportará normalmente –explicó Harima al momento en que entregaba el bello gato negro a Yakumo, que lo abrazó con alivio.
-Esto… muchas gracias joven Kenji.
-no hay de que… me retiro, buenas noches Yakumo…
-esto… espere… por favor. –pidió Yakumo nerviosa. –me pregunto… si a usted le gustan los animales.
-bueno… -Harima se volvió a Yakumo para mirarla a los ojos y acariciar al gato. –no es que sea el admirador número uno… es solo que ellos tienden a seguirme todo el tiempo, así que me he encariñado con ellos un poco… supongo.
-esto… ya veo… y…
La siguiente oración de Yakumo fue interrumpida por Tenma que salía acompañada de Haruka en una ruidosa conversación.
-te lo digo, Haruka… yo sé distinguir a los imbéciles, y Harima es uno…
-Solo estas un poco molesta, Tenma. –defendió Haruka. –cuando estés más tranquila seguro pensarás con más claridad.
-no hay nada que pensar. –las colitas de Tenma temblaban con sus saltitos molestos. –ese chico es un idiota, bueno… buenas noches Haruka nos vemos mañana en la escuela.
-nos vemos, gracias por la ayuda. –se despidió Haruka. –buenas noches.
La tonta de Tenma no se percató ni de mi presencia ni de la de su hermana o Harima, que presenciaron esa extraña escena en silencio y sin esbozar un solo gesto, cuando Haruka cruzó la puerta principal y Tenma cerró la entrada a la casa Harima rompió en llanto.
-Esto… joven Kenji… no llore por favor.
-es que… yo no sé que hice para merecer ser odiado por ellas. –Harima se desplomó y cayó en el suelo de manera ruidosa, sus sollozos se escuchaban hasta mi posición.
-seguramente es solo un malentendido joven, espere aquí por favor.
Yakumo corrió de vuelta a su casa, cuando paso a un costado mío pude ver su perfecto cabello largo y negro, sus penetrantes ojos oscuros y su bien tonificado cuerpo. No tardó mucho en volver con un plato de bolas de arroz y un tarro con alguna bebida.
-esto… coma por favor… cuando se calme… puede contarme que pudo haberles hecho.
Cuando Yakumo hablaba ella lo hacía de forma desinteresada pero apasionada, muy parecida a la manera en que lo hacia Harima, esos dos eran muy parecidos en varios aspectos como ese.
-están ricos, gracias.
-esto… gracias… ¿ya está mejor?
-si… gracias. –dijo Harima más calmado. –no sé porque tu hermana me odie, he sido buen amigo para ellas.
-puedo preguntarle si usted gusta, ¿Por qué se va a descansar y yo mañana le cuento?
-está bien… muchas gracias Yakumo, eres una buena persona. –Harima se levantó y salió con un paso triste, casi penoso.
Yakumo entró a la casa y cerró la puerta, Salí de mi escondite y me fui a casa pensando en todo lo sucedido ese día.
-vaya que fue un día ocupado. –pensé. –una cita con Yuuto, perdí mi amistad con Elizabeth y encima había visto llorar a Harima. Me fui a la cama meditando sobre todo, fantasee con lo que pasaría entre Yuuto y yo en la cita, hice un plan para saber que le pasaba a Elizabeth y eso incluía a Harima. Me quede dormida unos minutos después, esperando que el día siguiente acabara pronto para así verme con Yuuto.
Como era sábado solo había medio día de clases, así que para la hora del almuerzo ya la gente empezaba a abandonar la escuela planeando como pasar la tarde entre amigos. Esperé en el estacionamiento de alumnos por unos minutos, hasta que vi a una flamante motocicleta color azul metálico amenazar con salir antes de aclarar mis dudas.
-espera, ¡tonto! –le grité al momento en que me paraba frente a él, causando que frenara bruscamente. –tengo que hablar contigo seriamente.
-¿ahora? –preguntó el en tono perezoso.
-así es Harima, bájate un momento para charlar más tranquilos.
-la verdad es que ahora tengo que verme con alguien en un café, pero si gustas acompañarme un momento eres libre de subirte.
Subirme en la motocicleta de Harima no era precisamente la mejor manera de hacer las paces con Elizabeth, pero el fin justificaba los medios en esos momentos.
-está bien, vámonos.
Me pasó su casco y una vez estuve aferrada a su cintura arrancó a toda velocidad por las calles de Japón. El chico era un verdadero conductor violento, como pidiendo a gritos ser asesinado o arrestado, lo que ocurriera primero. Pasaba automóviles como si fuera uno de esos videojuegos donde tienes 5000 vidas y no importa si solo pierdes una.
-¡más despacio! ¡No quiero morir! ¡Por favor!
-no seas llorona. –me riñó. –ya llegamos.
Estacionó la maquina frente a un café de sirvientas, de esos donde las chicas se ven obligadas a llamar “amo” a los clientes masculinos y cuando se equivocaban o rompían algo tenían que arrodillarse y suplicar perdón, un lugar denigrante en verdad.
-no sabía que tenias estos gustos. –dije un poco molesta a Harima. –me decepcionas.
-no malentiendas. –dijo acomodándose las gafas. –Aquí trabaja la persona con la que me reuniré.
Entramos al establecimiento y nos recibió una chica de cabello negro corto, bastante linda.
-bienvenido a casa, ¡amo!
-no es necesario que me llames así… eh… -miró el gafete de la mesera. –Roció.
-gracias, joven. ¿Mesa para dos?
-por favor, también ¿puedes decirle a Linda que nuestra reunión se retrasa unos minutos y que es riesgoso acercarse a la mesa en la que nos pongas?
-ya entiendo, tu eres el que se verá con Linda, ha estado nerviosa. –le guiñó el ojo a Harima, la tipa estaba coqueteándole. –ven por aquí, guapo.
-gracias, vamos Shiina.
-eh… si… -bufé, fingiendo indiferencia.
Tomamos asiento en una mesa esponjosa al fondo y la chica no se alejó de nosotros.
-¿aceptarías un refresco por parte de la casa? Va por mi cuenta.
-gracias Roció, es lindo de tu parte. –contestó Harima.
-vengo en un momento con el entonces. No te vayas a escapar.
La chica se fue con una gran sonrisa de satisfacción tras la aceptación de Harima.
-vaya, ¿Por qué mejor no se te lanza encima? –dije sorprendida. –vaya que es coqueta.
-¿lo es? –preguntó el.
-no me digas que no te diste cuenta.
-la verdad no, creí que solo era amable por conocer a Linda.
-no entiendes a las mujeres ¿eh?
-creo que no… pero en fin… ¿a que debemos tu necesidad de hablar conmigo, Shiina Amamiya?
-Harima presionó las manos contra su barbilla y esperó paciente una respuesta.
-quiero que me expliques lo que pasó…
-vaya, princesa. –interrumpió Harima mirando detrás de mí, me di la vuelta y Elizabeth nos miraba, sorprendida. – ¿tú también vienes a interrogarme?
-E… Eri… esto… -tartamudeaba con miedo. –n…no…
-creo que interrumpí su reunión, lo lamento. Los veo el lunes entonces, ¡adiós! –Elizabeth se dio la vuelta y salió del establecimiento a velocidad olímpica.
-¡Elizabeth! –grité. -¡tú! No te vayas de aquí, vuelvo en un momento.
-eh… claro. –dijo Harima, confundido.
Corrí fuera del restaurante, pude ver los rubios cabellos de Elizabeth caminar en el parque de frente; no dudé y me lancé al tráfico para alcanzarla más rápido. Una vez estuve a su altura le tomé de la mano.
-espera, no es lo que crees… yo solo quería…
-no me interesa. –interrumpió.
-Eri, entre Harima y yo no hay nada. Lo juro.
Elizabeth detuvo su caminata pero no se dio la vuelta para verme, mis ojos se humedecieron y empezaron a brotar lágrimas poco a poco.
-¿crees que esto es por bigotes? ¿En verdad? –soltó una carcajada sarcástica. –ese perdedor no significa nada, lo que a mí me molesta es lo que estás haciendo tu.
-¿yo? –exclamé sorprendida.
-así es, te estás olvidando de lo que es más importante.
-¿de qué hablas, Eri?
-El tiene novia, y su novia es una de tus mejores amigas.
No pude mas, rompí en sollozos y me llevé las manos a la cara, hablaba de lo que pasaba últimamente con Yuuto.
-aun cuando sabes que el solo te ve como una amiga, lo pones sobre todas las cosas. Estoy segura de que has olvidado lo que prometimos hacer el domingo, el ver los fuegos artificiales con Tenma.
-e…ese día yo…
-Yuuto, ¿no?
No pude responder, el nudo en la garganta y el llanto me impedían articular palabra.
-por tratarse de un hombre, olvidas a las que siempre estamos contigo y apoyamos, aun cuando sea por un hombre que jamás estará contigo mientras Haruka este a su lado. Ellos se aman, y tú lo sabes.
Elizabeth se soltó de mi mano con brusquedad y se alejó.
-te veo el lunes en la escuela, espero.
Me quedé estática, estaba llorando a cantaros y mis piernas amenazaban con perder fuerza y dejarme en el suelo, ¿tan malo era amar a Yuuto? ¿Le hacía daño a alguien fantaseando solo para mí? ¿En verdad estaba prohibido amarlo?
En esos momentos me sentía escoria, esa noche no pude dormir. Pues estuve llorando hasta quedarme seca y cuando por fin pude dormir ya era domingo en la mañana y me desperté justo para arreglarme y verme con Yuuto.
Mis ojos estaban hinchados y mi rostro demacrado, me disfracé un poco con maquillaje y Salí intentando tranquilizarme; Una ligera lluvia rociaba las calles pero no era necesario usar paraguas. La agradable sensación refrescante del agua sobre mi cabello me hizo pensar mucho sobre mi situación: si Yuuto me había invitado a salir… ¿debía yo dejar mi felicidad a un lado por la de Haruka? ¿A pesar de que él en cierto modo acabara de escogerme a mí sobre ella? La cosa era así de simple, el escogería y tanto Haruka como yo aceptaríamos su decisión; Yo no iba a hacerme a un lado si él me confesaba algo esa noche.
Entré en el restaurante que me había indicado por un mensaje de texto, busqué nerviosamente entre las mesas y por fin pude verlo, tenía la mirada fija en una planta. Avancé nerviosa y poco a poco mis ideas se fueron reacomodando a cómo debían estar originalmente; -ella es una gran amiga… ella es una persona maravillosa… ella y él se aman profundamente… ellos… están destinados.
Conforme iba avanzando, se fue notando que Yuuto no miraba una planta, tras la planta Haruka estaba sentada charlando animadamente con una sonrisa de oreja a oreja, me limité a suspirar y a esbozar una gran sonrisa para mi mejor amigo y su amada novia.
-¡pero si son mi pareja amorosa favorita! ¿Cómo están? Lamento haberme tardado.
-¡Shiina! –dijeron al unísono.
La pasé bien con ellos durante unas 2 horas, pero mis ojos amenazaban con estallar y me despedí con excusa de reunión familiar.
-nos vemos en la escuela, diviértanse juntos.
-claro, buenas noches Shiina. –dijo Yuuto.
-gracias por venir con nosotros. –sentenció Haruka.
Apenas había dado un par de pasos fuera del restaurante cuando mis lágrimas brotaron, aunque ya no me sentía la peor escoria del planeta mi corazón estaba hecho añicos, ¿era esto lo que llaman “un noble sacrificio”?
Caminé sin destino fijo, pronto mis pies me habían arrastrado a una colina pastosa con un viejo y encorvado roble gigantesco. Me senté a lado del mismo y dejé que la tristeza se apoderara de mí.
-veo que la pasas mal. –dijo Elizabeth a mis espaldas.
-acabo de ser rechazada. –dije entre desconsolados sollozos.
-para ser un 4 ojos es bastante ciego… no aprendió a valorarte.
-Eri, yo…
-no digas nada… -interrumpió. –déjame hablar a mi primero.
-está bien.
-hice muy mal en tratar de hacerte entender de esta forma tan cruel, las verdaderas amigas no actuamos así… lamento mucho todo lo que paso… prometo no volver a hablar de ti a tus espaldas.
-yo lamento no haberte escuchado… por más que me lo repetiste nunca entendí bien, pero ahora ya lo hago… ¿quieres ser mi mejor amiga de nuevo?
-Nunca dejamos de ser las mejores amigas, te quiero Shiina.
-Yo a ti, Eri.
Nos abrazamos para hacer las paces, ella me dejo llorar en su hombro hasta que mis lágrimas se detuvieron y pude esbozar sonrisa de nuevo. Una llamarada de fuego amarillo llenó el cielo nocturno estrellado dándonos una vista maravillosa del inicio de los fuegos artificiales.
-llamemos a Tenma para que venga a reunirse con nosotras –sugerí pasados unos segundos.
-Me temo que ella ha vendido su celular a un vagabundo a cambio de frijoles mágicos…
-¿A un vagabundo? ¿Por… frijoles? ¿Enserio?
-Sí, lo juro…
-Vamos por ella a su casa si no hay más remedio.
Unos minutos más tarde las tres mirábamos los fuegos artificiales, libres de toda pena.
-ya llegará mi momento.

martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 10: Harima Kenji


Harima
Kenji.
* es muy bueno con los animales.
* usa barba y bigotes para no ser reconocido por Tenma.



-¡maldita princesa! –grité molesto. –hoy era mi día ideal para confesarle a Tenma mi amor y por su culpa nunca podré declararme, ¡maldigo su falta de ubicación, tenía que perderse justo hoy!
Estaba en un balcón del hotel, que daba a una sala de juegos con mesa de ping pon y otras tonterías de entretenimiento. Llevaba lamentándome en soledad unas horas y la madrugada comenzaba a cansar mis ojos.
-yo te ayudaré a confesarte. –dijo Tenma
-Q… ¿QUÉ? Tenma… eh… ¿me ayudarás?
-claro, te ayudaré a practicar.
-¿Cuánto tiempo tienes aquí? –pregunté.
-acabo de llegar. ¿Quién te gusta?
-emm… me gusta…
-¡así que es Shiina! –se adelantó Tenma. – ¡siempre lo supe! ¡Está bien, te enseñare como decirle a ella tus sentimientos! la conozco de toda la vida sabes…
-creí que recién la habías conocido este ciclo escolar…
-un año… un mes… es lo mismo. El punto es que yo la conozco como si fuera Yakumo, así que no te preocupes muchachón.
-ese no es el punto, Tenma… a mí me gusta...
-no se diga mas. –interrumpió. –a ver declárate a mí como si fuera Shiina.
-e… está bien. Shiina… me…g…g…g… -me miraba atentamente con los ojos muy abiertos, no pude evitar matarme de risa.
-¿Por qué te ríes? ¡Que poco serio eres! –frunció el ceño, molesta.
-d…disculpa. –dije sin dejar de reírme. –es solo que me es difícil decirte Shiina siendo tu con esa mirada tan seria.
-bueno, prueba con Tenma.
-está bien…. –antes de comenzar a hablar miré su belleza no comprendida. Sus tiernas colitas que la hacían ver como la menor del grupo, sus ojos perdidos que nadie valoraba y sus bellos labios. –Tenma… me gus…
-Tenma me gust…
Tenma… me gusta…
-¡vamos! ¡Anda! ¡Tú puedes!
-si no lo hago ahora no podre hacerlo en todo el viaje, la situación es única e insuperable. –pensé. –tengo que tener valor ahora.
Pensando esto; la tome por los hombros con fuerza y la mire a los ojos.
-Tenma, te am…
-tus ojos me son muy familiares Harima.
-¿eh? –la solté y me di la media vuelta con rapidez. ¿Cómo pude ser tan idiota olvidando ponerme los lentes?
-son unos ojos muy comunes.
-no, no es que sean comunes… estoy seguro de haber visto esa mirada antes. ¿Nos conocíamos?
-claro que no, te conocí en la escuela. Hace un mes. –mentí, hecho un nudo de nervios.
-bueno, da igual. Ya recordaré, a ver… préstame tus gafas de sol por favor. –me pidió.
-s…si… -le entregue mis gafas oscuras con curiosidad.
Ella me dio la espalda por unos segundos, parecía estar armando algo con ellos.
-listo, oye… sabes… eres una tonta… tu me gustas… si…  -Tenma se puso mis lentes de sol y se había dibujado un bigote y una barba de triangulo idéntica a la mía. Una vez más comencé a matarme de risa.
-¡que malo eres! ¿Por quién crees que estoy haciendo esto? –me reclamó indignada.
-lo siento, es solo que estás loca.
-lo sé… pero ¿viste como lo hice? ¿No crees que estuve genial? Como tienes una personalidad ruda y seria, tal vez esa es la manera en la que puedas confesarle tu amor a Shiina.
-¿puedes repetirlo? –pregunté intentando poder extender mi charla con ella, que era un sueño hecho realidad.
-está bien… mira mis gestos también para que sepas como moverte. –indicó poniéndose mis gafas.
-¡Maldición! Solo nótalo. ¿Eres bastante lenta, lo sabías?
-eso estuvo bastante bien. –admití. -¿sonaría bien si lo hago sobre mi motocicleta?
-eso sería lo más indicado, tu motocicleta es vital para la confesión.
-además esas líneas capturan el sentimiento en su totalidad, ella por más que lo intento no se da cuenta de lo que siento.
-bueno, lo haré una vez mas y después tu me imitarás. –me ordenó.
-está bien.
-Es tan condenadamente obvio que siempre te he querido. –ella movía su dedo índice acusando de un lado a otro, y sus antenitas en el cabello temblaban al compas de sus palabras. –al menos escucha el lenguaje de mi cuerpo, ¡nena!
-maldita sea, esto es una tortura. –pensé. -¿Cómo puedo sobrevivir a esto?
Duré ensayando una hora más con Tenma antes de que se fuera a dormir, hice lo mismo pero Yuuto y Mike estaban hablando con fluidez.
-vaya, por fin llegaste Harima. Estamos hablando de la mayor pena de los hombres.
-Mike… ¿pero qué?... ¿estás borracho? –pregunté al verlo llorar en mi pierna.
-justo iba a comentarle a el joven Ayase la pena que pasa por mi vida en este momento.
-bueno, bueno… pero no hace falta llorar en mi pierna. Déjame sentarme.
-como iba diciendo, no puedo decirles nombres. Porque los nombres son malos para los nombres mismos.
-omite decir idioteces de borracho si es posible. –sugerí.
-discúlpame, es que su nombre es hermoso y no soy digno de decirlo. En fin… nuestras familias han hecho negocios juntos durante generaciones y arreglaron un matrimonio entre los dos hace 10 años, pero ahora ella está enamorada de otro. Y lo peor es que ¡ella no se da cuenta que lo ama!
-¿tienes contacto con ella? –preguntó Yuuto después de masticar un trozo de carne que había en su plato.
-algo así, en realidad ella no sabe que soy su prometido pero aun así sabe que algún día ella será obligada a casarse.
-que mala vida, bueno tú la amas… pero ella no te conoce. –dije, comiendo con indiferencia.
-es una difícil situación, ¡yo digo que brindemos por ellas! ¡A Harima, porque la chica que ama no lo toma más que por un amigo y a Yuuto por ganarse el amor verdadero!
-¡por Yuuto, el bastardo con suerte! –coincidí.
-¡por Harima, el futuro señor Johnson! –dijo Yuuto.
-¿eh? –dije yo sorprendido.
-Haruka y yo los vimos cenando en un restaurante francés. ¿Sorprendido?
-eso no significó nada. Solo que tenía hambre y le invité a comer como compañeros que somos. Sería incapaz de serle infiel a Tenma.
-ya veo, ya veo… disculpa por malinterpretar entonces.
-Yuuto, ¿Por qué estas tomando? No me malinterpretes pero no pareces del tipo de persona que se pone hasta atrás con sus amigos. –dije abriendo una de las muchas cervezas que tenían en una hielera de lado de la mesa donde había estado comiendo carne.
-Mike insistió, y no podía dejar solo a un amigo. Aunque por culpa de ese amigo tuviéramos la cara azul durante 5 horas.
-les dije que lo sentía. –se defendió Mike. –yo que iba a saber que esa “crema facial de broma” era en verdad de broma, se veía tan real. Además ya he vivido el castigo de mi tontería soportando que la gente se riera al verme.
-hoy fui a un show con Haruka y me llamaron pitufo durante la presentación. –se burló Yuuto. –debieron ver mi cara, el azul se combino con el rojo y fui morado.
-pero azul y rojo no dan morado. –río Mike.
-entonces es que tengo pulmonía.
Las carcajadas de mis dos borrachines favoritos me alegraron aun más la madrugada. Había encontrado amigos confiables después de 3 años de desconfianzas.
A la mañana siguiente ninguno de los 3 podía levantarse sin desear estar muerto, Yuuto le envió un mensaje a Haruka diciéndole que hicieran algo ellas solas, que nosotros ayer habíamos comido carne pasada y que estábamos muy enfermos. Como respuesta Haruka se ofreció a ayudarnos pero nos negamos rotundamente y nos tomo una hora que nos dejara solos para poder recostarnos en el suelo y esperar a que se detuviera.
-Yuuto…. Mátame por favor. –suplicó Mike.
-no… que cada quien se mate a sí mismo. –dijo Yuuto.
-¿porque demonios bebimos tequila hecho en Japón? Es una bebida mexicana, ya sabía yo que era ilógico que hubiera tequila japonés. –mi cabeza se tambaleaba y apenas podía hablar.
-eso era veneno de ratas. –dijo Mike. –si algún día volvemos a beber juntos, solo cerveza. ¿Sí?
-sí. –dijimos Yuuto y yo al unísono.
Nadie más volvió a decir nada, yo me quede dormido. Soñé algo muy extraño.
Viajaba por parís en mi motocicleta, por una carretera cubierta de arboles en espiral, en mi espalda sentía el abrazo de mi copiloto que se aferraba con miedo a mi.
-no va a pasar nada, no te preocupes. –dije yo.
-es solo que, no puedo hacerlo sin ti.
-estarás bien, yo siempre estaré ahí.
Mi copiloto poco a poco fue dejando de ejercer presión sobre mi espalda, parecía que había ganado cierta tranquilidad.
-entonces, ¿me elegirás a mi?
-claro, nunca lo dudes.
-de acuerdo. Sabía que me amabas.
-te amo.
Desperté aturdido, el dolor de cabeza se había disipado pero la confusión del sueño seguía latente ¿Qué había sido eso? –maldito tequila. –pensé.
Yuuto y Mike seguían tirados en el suelo, profundamente dormidos. Yo me levanté y decidí entrar un rato a las aguas termales. Tomé mi toalla y me fui alegre.
El lugar estaba vacío, los únicos huéspedes éramos nosotros y las chicas no estaban. Apuntaba a ser un día perfecto para mí; adoraba dormirme en soledad en el agua caliente.
Entré a la sección para hombres y me quité la ropa, me metí en el agua y me dispuse a descansar la cabeza, que aun me temblaba un poco.
-oye amiga, ¿puedes pasarme un poco de aceite? –pidió una voz femenina.
-¿Qué? –grité asustado. -¿Qué haces aquí princesa?
-¡Harima! ¿¡Qué haces en la sección de chicas!? Maldito pervertido. –soltó un grito. -¡ayuda! ¡Ayuda!
-cállate, escandalosa. Esta es la sección de hombres, ayer entre aquí.
-¿no lo sabes? Idiota. Las mujeres y hombres cambian de sección un día y un día.
-¡vaya! ¡Rayos! Discúlpame.
-solo vete.
-no puedo irme si me estás viendo…
-no tienes nada que quiera ver, no te preocupes.
Elizabeth estaba descansando sobre una roca plana, hundida hasta la barbilla ahora que había dado cuenta de mi presencia.
-date la vuelta. –le ordené.
-listo. Ahora largo. –me dijo después de darse la vuelta.
-y disculpa.
Salí disparado con mi ropa en mano, cuando me vi seguro; Lejos de los ojos pervertidos de Elizabeth me puse mis prendas y salí más avergonzado que nunca en toda mi vida.
Salí al patio del hotel, con la intención de relajarme en otro lugar. Pues las aguas termales habían perdido su efecto agradable para mí y necesitaba un lugar tranquilo para pensar en que novela escribiría ahora.
El patio era una agradable explanada, con mesitas metálicas blancas para comer. Me senté en una silla cercana y aprecié el cielo nublado de la tarde.
Escuché un ruido sordo proveniente de unas ramas cercanas, de ahí salió un perro pequeño de raza “PUDDLE” con cabello color negro. Un poco sucio pero muy lindo.
-hola pequeño. –le dije. -¿Dónde está tu casa?
Naturalmente el perro no me contesto, francamente si lo hacía me hubiera suicidado en ese mismo momento. Pero amablemente se acerco a mí y se acurrucó en mi pierna.
-esto… se ve que te quiere.
La bella hermana de Tenma me miraba con las manos cruzadas. Llevaba una falda de tela roja y una blusa blanca; Sus ojos oscuros y penetrantes miraban con extraño interés al animal.
-esta es tu oportunidad de empezar a llevarte bien con tu nuera. –pensé.
-así es, supongo que le ha gustado mi amabilidad. –dije con timidez.
-esto… ¿puedo tocarlo?
-no es mío, claro que puedes. Es callejero.
Lentamente se acercó para arrodillarse frente a mí y acaricio la peluda cabeza del perro, este feliz le respondió la caricia moviendo la cola, alegre.
La chica esbozo una sonrisa emocionada.
-¿Por qué no has ido con las demás? –pregunté.
-esto… -dijo tímidamente. –me dolía la cabeza.
-que lastima que te perdieras el segundo día, ¿eh? Después de todo mañana en la tarde nos vamos. Por cierto, ¿nos conocimos en el gimnasio el otro día verdad? –acababa de recordarlo; a esta chica yo le regalé 1000 yenes para comprar jugó.
-esto… si, gracias por eso.
-no empecemos de nuevo con el monologo de disculpas. –bromee.
-disculpa. –me dijo apenada.
Ambos reímos.
-así que eres hermana de Tenma. No se parecen mucho, si me permites decirlo.
-esto… no importa, lo dicen todo el tiempo.
-debe ser difícil tener el papel de hermana mayor siendo la pequeña, ¿no?
-esto… algo. Pero me gusta ayudarle a mi hermana.
-que buena hermana eres.
Hubo un momento de silencio, yo había perdido el interés en la conversación y ella parecía entretenida jugando con el perro.
-esto… ya que es callejero. ¿Por qué no lo llevas a casa? –preguntó extrañada.
-tal vez lo haga, si él me sigue durante todo el día lo haré.
-esto…creo que lo hará. Bueno… iré a comprar algo de comer para cuando vuelvan, si gustas ir a comer con nosotras serás bienvenido.
-lo siento, Yakumo. ¿Verdad? Pero prometí a Yuuto y a Mike llevarlos a comprar medicinas en unos minutos.
-no se preocupe, joven Kenji.
-dime Harima, no hay problema.
-disculpe, Adiós joven Kenji.
-que tímida es. –pensé. –es inusual ver a alguien tan linda con esas características.
-te llamarás Boni, ¿de acuerdo? –dije dirigiéndome a mi perro. Que resopló insatisfecho.
-vamos, no te pongas exigente… serás Boni y punto.
Lo cargue y escondí bajo mi chaqueta de cuero para que los empleados no lo vieran mientras entraba a la habitación donde mis dos amigos seguían inconscientes.
-vamos, chicos. Tengo un remedio excelente para lo que sienten ahora. La tarde es agradable y podemos divertirnos un poco los 3. ¡Despierten!
-¿Por qué demonios hay un perro lamiéndome la cara, Harima? –se quejó Mike. –no me digas que estuvimos con el anoche…
-no te preocupes, no somos aficionados a la zoofilia estando ebrios. Comprobado. –le aseguré. –este perro es Boni y es mi nuevo amigo.
-quiero morir, mátenme antes de seguir hablando. –exigió Yuuto.
-levántate, te digo que conozco una cura perfecta para las resacas.
-déjame adivinar, ¿incluye un arma?
-lo vez, ¿Haruka? Te dije que ya no quería vivir. –dije jugando. Como efecto Yuuto se paró de golpe.
-es broma Haruka, es broma… ¿Dónde está Haruka?
-era solo para levantarte, vámonos a la ciudad.
Una hora después ya estábamos en la farmacia, los 3 con lentes de sol para tapar las ojeras y el rastro en los ojos, compré una caja de aspirinas y tres refrescos.
-bébanse dos aspirinas y todo el refresco.
-¿no piensas drogarnos para después vendernos? –preguntó Mike.
-eso lo hubiera hecho hace unas horas ya, no te preocupes.
Pronto nos encontrábamos caminando como estrellas de cine por las calles del monte TOU, bromeando en las tiendas y jugando como 3 niños.
-es divertido de vez en cuando hacer algo entre chicos. –admitió Yuuto. –me preguntó cómo se la estará pasando Haruka.
-estando con Shiina nada malo le pasara. –explicó Mike. –ellas 3 son como las 3 mosqueteras.
-¿ellas 3? –pregunté yo.
-ya sabes, Eri, Shiina y Haruka.
-ah… sobre eso… -buscaba una forma de explicarles que Elizabeth no estaba con ellas.
-miren. –dijo Mike señalando a una plaza frente a nosotros. –he escuchado que ahí te dejan comer gratis si puedes comer curry súper picante.
-intentémoslo. –dijo Yuuto animado. – ¡síganme los valientes!
Cuando los 3 nos juntábamos no éramos las personas serias que en realidad éramos, simplemente nos convertíamos en una versión un poco menos llamativa de los 3 brutos. Eran mis mejores amigos; no había duda. Pero necesitaba alguien para poder hablarle de mis escritos. Alguien con quien pudiera abrirme totalmente sin avergonzarme.
¿Pero, a quien podría decirle?