Shiina
Amamiya.
* Shiina acaba de perder a su ser más querido: su
abuela.
* Shiina vive con su padre y su madre, pero ellos
están siempre de viaje.
-¿creen
que a los chicos les gustaría que les lleváramos algo? –pregunté con
desinterés.
-nah,
que se pudran por borrachos. –dijo Mai.
-dijeron
que les dolía el estomago. –dijo Haruka.
-el
estomago, a los 3… claro… borrachos.
-bueno,
¿vamos por Tenma y Mika? –sugerí. –No han salido de ese restaurante de tacos en
2 horas.
-el
clima está perfecto para hacer esto… nada.
Llevábamos
3 horas tiradas en el suelo de un parqué. Habíamos chismeado sobre todos los
temas posibles de todos los miembros de nuestro salón y de otros grupos
también. Hablamos de la ciudad, del agua, del medio ambiente y de otras cosas
inútiles. Pero empezaba a aburrirme.
-Haruka,
vamos a ver a tu novio. –sugerí de nuevo. -¿no lo extrañas?
-pues…
si… vamos. –dijo ella con timidez.
-eso
es jugar bajo Shiina. –se quejó Mai.
-era
necesario, no estamos aquí para flojear en una calle. Pensaran que somos unas
cualquieras.
-no
hay problema, Elizabeth no vino así que no tienen porque pensar eso. –dijo
agresiva.
-mucho
cuidado Mai, compórtate por favor. –le pedí.
-vaya,
vaya… no sabía que eran novias.
-y
aunque lo fuéramos no deberías de hablar a las espaldas de las personas.
-tranquila,
tranquila… vámonos que el estar sentada te está poniendo de mal humor.
Era
verdad, no podía soportar que hablara así de mi mejor amiga. Pero la
desesperación de no hacer nada en este viaje tan especial para mí era lo menos
ideal en mi mente en ese momento. Tenía que ser un viaje inolvidable en todos
los aspectos.
-bueno,
esperemos a Tenma y a Mika en el hotel, hagamos una pequeña fiesta de
despedida. Después de todo nos vamos mañana en la tarde. –sugirió Haruka.
-de
eso hablaba ¡te amo Haruka! –dije abrazándola. –vamos en ese caso.
Ya
tomada la decisión de una fiesta de despedida a nuestra visita a las aguas
termales llegamos a un mini súper y compramos de todo. Refrescos, palomitas y
todo tipo de dulces. Mai, Haruka y yo no podíamos cargar más o nuestros brazos
iban a caerse, llegamos al hotel a trompicones y en la habitación montamos todo
sobre una mesa grande.
Ahora
faltaba reunir a los invitados, yo fui a buscar a los hombres y deje a Haruka y
a Mail el buscar a Elizabeth y a Yakumo.
En
la habitación de los hombres solo estaba Harima, jugando con un pequeño perro
callejero. Era como ver un gorila con un gatito.
-quien
te viera. –me burlé. –presumes tus músculos pero el perrito te robó el corazón.
-es
un perro fuerte. –dijo el mirándome, como siempre con sus lentes de sol
puestos.
-oye,
haremos una fiesta de despedida, ¿vienes?
-claro…
este… dame un segundo, solo esconderé a Boni en el closet.
-tomate
tu tiempo, no queremos que tenga pesadillas. –bromee un poco.
Harima
se puso en cuclillas frente al closet y dejó al perro dentro. Antes de darse la
vuelta sentí unos pasos a mi espalda.
-princesa.
–dijo Harima. –llegas tarde, no pudiste detener a Shiina. Ya me ha invitado a
su fiestecilla, ¿no te molesta verdad?
Elizabeth
tenía una mirada severa sobre Harima, como con odio mortal.
-sí,
me molesta mucho. –admitió ella. –pero no hay de otra. Vamos Shiina.
Ella
se dio la vuelta y caminó a paso olímpico.
-¿Eri?
–pregunté extrañada por su actitud. -¿pasa algo?
-no
importa Shiina. –dijo Harima. –solo no le agrado, vámonos entonces.
Caminamos
detrás de Elizabeth. Yo estaba verdaderamente decepcionada, ¿Por qué se portaba
así con Harima cuando se suponía que estaban enamorados?
Mi
mente intentaba armar un rompecabezas sentimental cuando llegamos a donde la
fiesta de despedida estaba situada, Tenma y Mika ya estaban reunidas al igual
que Yuuto y Mike. El primero estaba tímidamente recargado en Haruka y el
segundo hablaba animadamente con Tenma y Mika.
-hey,
ya hemos llegado. –anuncie feliz, dejando atrás mi inquietud por Elizabeth y
Harima.
-vaya,
ahí estas ¡gafas! –gritó Mike alegre. -¿Dónde rayos fuiste? Te estuvimos
buscando por horas.
-olvidaron
buscar en el cuarto. –se burló Harima mientras tomaba asiento a lado de Mike.
¿El Harima reservado e indiferente de los primeros días de clases ya no
existía?
-bigotes,
silencio. –dijo bruscamente de pronto Elizabeth.
Un
ambiente de silenciosa tensión comenzaba a crearse y amenazaba con explotar en
una discusión indeseada en una fiesta, tuve que actuar rápidamente. Encendí el
karaoke situado en el fondo y empecé a cantar alegremente. Todos me prestaron
atención y se unieron al canto, mi intervención había sido un éxito rotundo.
Reímos,
bailamos, gritamos bromeamos y nos burlamos entre nosotros, hasta que a las 3
de la mañana un empleado del hotel nos pidió un poco de silencio, caímos en
cuenta de que era hora de dormir.
Al
día siguiente empacamos todo en nuestras maletas y somnolientos esperamos el
tren de vuelta a casa, eran las 7 de la mañana y con 4 horas de sueño y todo el
cansancio de nuestro pequeño concierto apenas teníamos fuerzas para
contestarnos unos a los otros. Harima había envuelto a su nuevo perro: “Boni”
entre unas cobijas para simular un bebe y jugaba con él en silencio.
5
horas después estábamos de vuelta en casa. Dos coches lujosos esperaban nuestra
llegada: uno conducido por Nanami, encargada de llevar a Mika, Haruka y Yuuto.
El otro era para Elizabeth. Conducido por un Mayordomo de aspecto siniestro.
-bueno,
entonces nos vemos mañana en la escuela. –dijo Haruka con una sonrisa. –muchas
gracias Shiina.
-claro,
no hay problema. ¡Nos vemos mañana!
-entonces
aceptamos Eri. Gracias. –Dijo Tenma feliz.
-está
bien, suban sus maletas. –contestó con amabilidad Elizabeth.
Tenma
cogió con habilidad las maletas que descansaban en el suelo, pertenecientes a
Yakumo y a ella y unos instantes después estaba jalando a su hermana para subir
dentro del auto.
-sube
ya, ¡maldición!
-esto…
ya voy hermana.
-bueno,
adiós Shiina. –me dijo Elizabeth haciendo un ademan con la mano.
-adiós…
-contesté triste.
El
coche arrancó y abandonó la estación, dejándome a mi sola. ¿Qué demonios tenia
Elizabeth? Normalmente ella se hubiera ofrecido a llevarme a mí también, pero
como recriminación por algo me estaba tratando de esa manera.
No
me importó, ya se le pasaría, fuese lo que fuese no podía ser tan malo. Cuando
llegué a casa dormí durante todo el día.
Al
día siguiente en clases todo parecía más calmado, Elizabeth ya no se portaba
fría conmigo y hasta me pidió que la acompañara al baño. La llegada de los
exámenes trimestrales tenía a todos como locos, al final Haruka Elizabeth y yo
quedamos de juntarnos en casa de Tenma esa misma tarde para estudiar, me
alegraba que las cosas volvieran poco a poco a su ritmo anterior, sin embargo
la tensión en el aire era evidente pues no recuerdo que Elizabeth me mirara a
los ojos en todo el día.
En
mi casa me cambie de ropa, me vestí con un cómodo Yukata y me puse el peine que mi abuela me regaló cuando niña. Metí
los libros y cuadernos necesarios en una mochila y salí de mi casa con
completas intenciones de reparar las cosas con mi mejor amiga a todo coste;
Mientras caminaba por las calles, llenas de gente por la hora pico, mi mirada
se centró en un centro de la fortuna. Siempre tuve el problema de ser
ligeramente supersticiosa y encima de todo de malgastar dinero en adivinarme el
futuro al menos una vez cada semana. Entré en el edificio y pedí la famosa
“carta del destino” la empleada amablemente me entregó un pergamino enrollado
con papel antiguo y me permitió abandonar el lugar.
Respiré
profundamente antes de leer el contenido y lo abrí lentamente, apenas mis yemas
terminaron de desenrollar el papiro mis ojos se iluminaron por la sorpresa:
“un avance notorio con la
persona que amas se aproxima”
Curiosamente
mi destino nunca había sido tal, normalmente predecía mal clima o que tendría
dinero. Pero esta vez en verdad acababa de decirme que Yuuto y yo tendríamos un
avance, ¿pero cuándo sería eso? Y peor aún, ¿Cómo sobrellevaría la situación?
¿Qué debía hacer cuando eso pasara? Iba sumida en mis pensamientos, cruzando
las abarrotadas calles vecinas a akihabara cuando por mis descuidos terminé
cayendo al suelo tras golpearme con alguien y rebotar en un bote de basura.
-ouch.
–me quejé. –lo siento amigo, ¿estás bien?
-¿Shiina?
–preguntó el extraño.
Me
miraba preocupado, con una mano extendida para ayudarme a levantarme, el brillo
de sus lentes con el sol simuló un evento del destino tan esperado. Yuuto
acababa de arrollarme de nuevo.
-ah,
pero eres tu ¡Yuuto! Debí imaginarlo apenas caí en el suelo. ¿Por los viejos
tiempos?
-es
que estábamos perdiendo la costumbre. –bromeo él con sarcasmo.
Llevaba
una camisa de un equipo de futbol japonés llamado “EAST TOKIO UNITED” y
pantalones de mezclilla, llevaba un par de bolsas blancas en las manos.
-¿vienes
de ver un partido o algo así? ¿Qué es eso?
-ah…
¿esto? N… no es nada… -dijo él, nervioso. –este… ¿A dónde vas?
-iba
para estudiar en la casa de Tenma, ¿gustas llevarme hasta ahí? –dije apenada,
esperando que no se diera cuenta de mis patéticos intentos de coqueteo.
-bueno,
se supone que Ruko y Sensei están celebrando su “VIGESIMA TERCERA SÚPER
BARBACOA DE 5 DÍAS” y que yo soy el chef principal, pero pueden esperar unos
minutos. ¿No?
-supongo.
–dije sorprendida. -¿eres su esclavo o algo así?
-me
gusta pensar que soy el que las mantiene con vida.
-una
forma bonita de llamarle a la esclavitud ¿eh?
-oye,
Shiina. Qué lindo peine. –dijo de pronto, cambiando de tema. No hay que
mencionar que me estremecí y que los escalofríos amenazaban con hacer que mis
piernas tambaleantes perdieran todo el equilibrio; Estos síntomas eran
entendibles pues Yuuto acababa de darme un cumplido.
-¿te
gusta? Me lo regaló mi abuela cuando era niña, es uno de mis objetos más
preciados.
-es
muy lindo, ¿Por qué es un pájaro rojo?
-bueno,
ella me decía que era por la tradición pluma roja. Como tú sabes mis padres son
huérfanos, así que mi abuela era la antigua rectora del orfanato al que fuimos
el otro día.
-ya
veo, ella era como una madre para tus padres y para ti fue como una abuela.
-ella
era la persona más importante para mí, gracias a ella soy la persona que ves
ahora mismo.
-¿a
si? Me gustaría que me contaras algo de tu vida.
-¿en
verdad? –normalmente hablar con Yuuto era algo muy fácil. Pero hoy me estaba
portando como una niña tonta y berrinchuda. Tenía que aprovechar la situación
para que el me conociera mejor.
-bueno…
mis primeros amigos fueron los huérfanos, mis padres solían dejarme con mi
abuela para ayudarle a los otros niños, ella siempre me decía que aquellos que
no tienen la fortuna de nacer con quien les de amor en sus primeros días
tienden a tener corazones solitarios, y que nuestro trabajo como plumas rojas era
llenar ese vacío, para darles a entender que no estaban tan solos como ellos
creían.
-qué
lindo pensamiento. –admitió Yuuto.
-¿verdad
que si? Todas las mañanas recorríamos habitación por habitación para que ella
despertara a cada uno con un beso de buenos días, después les servíamos el
desayuno y preparábamos el baño. Cuando las actividades matinales terminaban
ella me permitía jugar con todos durante todo el día. Hasta que mi mamá llegaba
por mí para volver a casa.
-no
intento entrometerme de mas pero… ¿Qué paso con tu abuela? Parece que era una
gran persona.
-era
la mejor persona del mundo Yuuto, créeme. Por desgracia los años y el
agotamiento terminaron venciendo su ya débil cuerpo y tuvo que abandonar este
mundo, sin embargo su espíritu sigue en mí y en los otros plumas rojas. Por
ejemplo: mis padres a pesar de que ahora son hombres de trabajo muy ocupados,
siguen asistiendo a las reuniones y donan buena cantidad monetaria
mensualmente. Por otro lado los plumas rojas que por alguna razón no pueden asistir
a las reuniones suelen enviar cartas de disculpa acompañadas de juguetes y
otras cosas así. Lo que mi abuela empezó sigue en marcha aunque ella ya no esté
aquí.
-ya veo, debe ser una madre muy orgullosa.
Sobre todo de ti.
-g…
gracias.
Íbamos
hablando por un puente en el que debajo había un pequeño riachuelo, con más o
menos 5 CM de profundidad. Dos mocosos pasaron jugando empujándonos a mí y a
Yuuto. Lo peor fue que mi peine cayó al riachuelo en el estruendo.
-malditos
mocosos. –maldijo Yuuto. -¿eh? ¿Qué pasa, Shiina?
-mi
peine… cayó al agua… -estaba al borde de las lagrimas, ¿Qué iba a hacer ahora?
Ese era mi más preciado objeto.
-¿Qué?
Espera un momento aquí por favor. –Yuuto corrió alrededor del puente y bajó a
donde estaba el riachuelo. Se quitó los zapatos, después sus calcetines y
remangó su pantalón para entrar al agua.
-Yuuto,
es demasiado… no es necesario en verdad.
-es
importante para ti, ¿no? Solo tomará un segundo. –gruñó.
Yo
también di la vuelta al puente y esperé a Yuuto en la orilla, el buscaba en el
agua con insistencia y constantemente amenazaba con resbalarse.
-Yuuto…
-este
es… ¡ah! ¡Un cangrejo! ¡Ouch!
Pasaron
varios minutos, un grupo de niños ahora me hacía compañía animando a Yuuto.
-debes
gustarle mucho para hacer esto por ti. –dijo uno de ellos.
-no…
solo somos amigos. –admití triste.
-yo
creo que no. –dijo una niña que miraba con admiración a Yuuto. –seguramente él
en el fondo siente algo por ti.
-Yuuto,
no quiero que te resfríes solo por mí –grité, intentando no ilusionarme con lo
que los niños me decían.
-esto
no es nada para mí. –me gritó de vuelta. –estoy por hallarlo, lo siento en la
sangre.
Seguido
de decir eso, Yuuto se resbaló y cayó dolorosamente en una de las resbalosas
piedras llenas de moho.
-ouch…
¿eh? ¡Mira! ¡Lo he encontrado!
Yuuto
se levantó y corrió hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, sosteniendo algo
con su puño izquierdo.
-ten,
disculpa la tardanza. –dijo él con amabilidad depositando mi peine en mis
manos, extendidas torpemente a la altura de mi pecho.
-g…gracias
Yuuto. –lagrimas empezaron a caer de mis ojos. Ahora si lo había hecho todo
mal. No me había conformado con haberme levantado como una niña tonta y
berrinchuda, también tenía que ser una niña llorona. –no tienes idea de lo que
significa para mí.
Rompí
en llanto total, cubrí su mano con las mías y la presione a mi pecho.
-vaya,
tonto… la has hecho llorar. –dijo una de las niñas.
-ahora,
¡bésala! ¡Bésala! ¡Bésala cuatro ojos! –grito uno de los niños.
-mocosos…
¡Largo! –gritó molesto. -¿estás bien Shiina?
-solo
fue la sensación de que ya había perdido mi peine y ahora está de vuelta
conmigo, discúlpame.
-no
hay problema… vamos… seguro Tenma te espera.
Caminamos
en silencio hasta llegar a casa de Tenma, pero no me importó. Después de todo…
Si
estábamos destinados.
-bueno,
aquí me retiro yo. –anunció Yuuto. –Ruko y Sensei me matarán por haber tardado
tanto, nos vemos después ¿Shiina? Ya sé, ¿Qué tal si vamos a comer los dos
juntos este domingo?
-me
encantaría. –dije sorprendida; pero halagada. –no vayas a olvidarlo.
-claro
que no, nos vemos en la escuela.
En
el jardín delantero de la casa de Tenma estaba Yakumo, la linda hermana de
Tenma que todos consideraban como la más hermosa de la escuela junto con
Elizabeth. Miraba en una dirección perdida, como si estuviera viendo a alguien.
-hey,
¡Yakumo! –le saludé alegre.
Ella
volteó y se ruborizo, como si la acabara de descubrir haciendo algo malo.
-esto…
señorita Amamiya… pase por favor. –me dijo tomándome del brazo y lanzándome a
la sala de su casa. –mi hermana y la señorita Johnson ya están estudiando en su
cuarto.
No
me dejó ni siquiera charlar un poco con ella, cerró la puerta de la entrada
dejándome con la duda en la mente. No me importó y subí las escaleras para
entrar a la habitación de Tenma, justo cuando estaba a punto de girar la
perilla de la puerta escuché mi nombre, y pensé que sería divertido saber que
hablaban de mi.
-veras…
creo que Harima está enamorado de Shiina. –dijo Tenma algo apenada.
-¿eh?
–respondió Elizabeth sorprendida.
-espero
que ese sentimiento tan profundo sea mutuo. –confesó Tenma con las manos
cruzadas. –pero como yo no soy una experta en estos asuntos necesito tu ayuda…
además pienso que a Shiina también le haría bien… es algo que no esperaba de
Harima… pero le comprendo… porque Shiina es muy guapa.
Me
sentía halagada, incluso si estaban malinterpretando los sentimientos de
Harima, pues para mí era más que claro que el estaba enamorado de Elizabeth.
Por lo que esperé ansiosa la siguiente oración.
-eh…
pero… Shiina… no es tan guapa como crees…. –dijo tambaleante Elizabeth.
Abrí
la puerta con furia, le lancé una mirada venenosa a Elizabeth y me senté a un
lado de Tenma.
-disculpa
la tardanza, Tenma… ya he llegado.
-eh…
hola Shiina… ¿Cómo estás? –preguntó ella nerviosa.
-ya
no tan bien como antes… ¿empezamos a estudiar?
Abrí
mi mochila y deposité en la mesa mi libro de geografía. Fingí hojearla por unos
segundos esperando encontrar de reojo alguna reacción de arrepentimiento de
parte de Elizabeth, pero ya que esta no se dio; decidí seguir con los ataques.
-Tenma,
me dijiste que tenías problemas para reubicar los puntos en el plano japonés,
¿no? Déjame te lo explico, supongo que la cavernícola con la que estabas hace
unos segundos no te explicó correctamente.
-eh…
no, no los entiendo. Gracias Shiina.
-no
hay de que, como me imaginaba. Cavernícola tonto. –bufé con desprecio y pude
notar como la piel de Elizabeth se erizaba y presionaba sus puños con ira.
Expliqué
con dedicación a Tenma durante unos minutos hasta que ella dominó completamente
el marcaje, luego guardamos los libros de la materia.
-este…
ya que eres tan impresionante, ¿puedes ayudarme con matemáticas, Shiina?
-lo
siento. –me disculpé. –no es mi mejor materia.
-yo
puedo hacerlo. –dijo Elizabeth. -¿es este
problema? Es fácil, se hace así…
Elizabeth
explicó a Tenma unos minutos y después sonrió satisfecha.
-vaya,
¡eres una genio Elizabeth!
-bueno…
es lo mínimo que se debe saber para poder ir a la universidad, no basta con
saber dibujar mapitas.
Esta
vez la estremecida y furiosa era yo, ¿Qué le pasaba a Eri?
El
ambiente estaba helado, tanto que el calor de verano no lograba hacernos sudar
ni un poco. Tenma movía la cabeza de un lado a otro, aparentemente pensando en
una forma de reconciliarnos a mí y a Elizabeth. No pasó mucho cuando la puerta
se abrió.
-hola
chicas, ¡he traído las fotos del viaje!
-¡Haruka!
–gritó Tenma alegre, dando saltitos hacia ella. -¡Trajiste las fotos! ¡Las
fotos! ¿Las vemos? ¿Las vemos juntas? ¿Las vemos juntas las vemos? ¿Las vemos
las fotos las vemos juntas?
Haruka
se asustó un poco y retrocedió, abriendo sus grandes ojos.
-¿pasa
algo, Tenma?
-solo
pasa Haruka, hay que ver las fotos como las mejores amigas que somos, ¡a ver
las fotos todas juntas!
Haruka
sacó de su bolso oscuro un grueso sobre y lo abrió en la mesa.
-vaya,
pero ¡mira! Mika y yo comiendo tacos. –dijo entusiasmada Tenma, como esperando
arrancarnos una sonrisa a mí y a Elizabeth.
-Yuuto
sale muy guapo en esta. –observo Haruka con timidez.
-es
cierto, pero tu cerraste los ojos. –dije yo con alegría.
-y
qué decir de ti Shiina. –dijo Tenma alegre. –en cientos de fotos sales de lado
de Mike, ¿hay algo por ahí?
-Q…
Como se te ocurre, tonta. –me defendí.
-creo
que hacen linda pareja. –dijo Haruka asombrada.
-yo
no lo creo, además por lo que he oído Shiina se va con el tipo de bigotes y
gafas de sol a nuestras espaldas. –dijo Elizabeth con un tono asqueado.
-muy
bien, ¡he tenido suficiente! –grité. -¡dime cuál es tu maldito problema
conmigo! Es de cobardes hablar a las espaldas de las personas, ¿sabías eso,
bonita?
Elizabeth
se puso de píe al igual que yo y contestó con la misma rabia que yo.
-¡Muy
bien, te diré cual es mi problema contigo! Yo no soy como tú, que andas de
coqueta con el primer imbécil que se te para enfrente.
-no
sé de qué demonios estás hablando, ¡si la que estaba de la mano de Harima en la
calle eras tú!
-¿Qué?
–gritaron Haruka y Tenma al unisonó.
-e…
eso fue porque él me tomó por sorpresa, él fue el que me tomo de la mano y me
declaró su amor. No voy a tolerar esto, me largo.
Elizabeth
tomó su mochila furiosa y se dirigió a la puerta.
-Eri…
por favor quédate. –suplicó Tenma.
-déjalo
así, Tenma… buenas noches.
-es
enserio eso que dijiste de Harima, ¿Shiina? –preguntó Tenma preocupada.
-quería
mantenerlo en secreto cuando los vi en la calle, pero así es.
-vaya…
el estuvo ensayando conmigo en las aguas termales para declarar su amor por ti…
-¿Qué?
–grité sorprendida.
-creí
que sus sentimientos eran puros, ya que se esforzó mucho… pero resulta que le
coquetea a todas… al final resultaste ser un imbécil, Harima Kenji.
-no
creo que vaya por esos rumbos… -intenté explicar. –creo que hay gato encerrado
en este malentendido.
-no
hay nada que pensar, Harima es un sinvergüenza que anda atrás de todas las
chicas bonitas, seguro solo falta Haruka porque es novia de un amigo suyo…
-eh,
pero… el joven Kenji no parece una mala persona. –intervino Haruka, como
tratando de detener una guerra nuclear.
-esos
son los peores, Haruka. –dijo Tenma lamentándose. –los más tiernos son los que
te rompen el corazón.
-dejémoslo
como está por ahora. –ordené. –tenemos muchas cosas que estudiar antes de los
exámenes, además debemos aprovechar que la chica genio “súper Haruka” está con
nosotros.
No
estaba en mis planes el dejar que la tontería que acababa de hacerme Elizabeth
me arruinara el sabor de tener una cita con Yuuto, así que intenté despejar mi
mente estudiando en tranquilidad con mis dos amigas, me disculpé ya entrada la
noche y me retiré sigilosamente por la casa de Tenma, Yakumo estaba mirando
algo bajo un árbol en el jardín frontal de la casa, mi maldita curiosidad me
hizo tomar asiento en una silla oculta en las sombras para ver que ocurría. Ya
en posición visible pude ver un chico con gafas oscuras y chaqueta de cuero de
cuclillas, Harima estaba llamando a un gatito de entre los arbustos, parecía tomárselo
muy enserio.
-Ven
aquí, gatito, gatito…
El
animal obediente se acercó poco a poco hasta depositarse en su regazo, Harima
le revisó el cuerpo y le quitó algo de una pata frontal.
-Tenía
una astilla en su pata, ahora ya se comportará normalmente –explicó Harima al
momento en que entregaba el bello gato negro a Yakumo, que lo abrazó con
alivio.
-Esto…
muchas gracias joven Kenji.
-no
hay de que… me retiro, buenas noches Yakumo…
-esto…
espere… por favor. –pidió Yakumo nerviosa. –me pregunto… si a usted le gustan
los animales.
-bueno…
-Harima se volvió a Yakumo para mirarla a los ojos y acariciar al gato. –no es
que sea el admirador número uno… es solo que ellos tienden a seguirme todo el
tiempo, así que me he encariñado con ellos un poco… supongo.
-esto…
ya veo… y…
La
siguiente oración de Yakumo fue interrumpida por Tenma que salía acompañada de
Haruka en una ruidosa conversación.
-te
lo digo, Haruka… yo sé distinguir a los imbéciles, y Harima es uno…
-Solo
estas un poco molesta, Tenma. –defendió Haruka. –cuando estés más tranquila
seguro pensarás con más claridad.
-no
hay nada que pensar. –las colitas de Tenma temblaban con sus saltitos molestos.
–ese chico es un idiota, bueno… buenas noches Haruka nos vemos mañana en la
escuela.
-nos
vemos, gracias por la ayuda. –se despidió Haruka. –buenas noches.
La
tonta de Tenma no se percató ni de mi presencia ni de la de su hermana o
Harima, que presenciaron esa extraña escena en silencio y sin esbozar un solo
gesto, cuando Haruka cruzó la puerta principal y Tenma cerró la entrada a la
casa Harima rompió en llanto.
-Esto…
joven Kenji… no llore por favor.
-es
que… yo no sé que hice para merecer ser odiado por ellas. –Harima se desplomó y
cayó en el suelo de manera ruidosa, sus sollozos se escuchaban hasta mi
posición.
-seguramente
es solo un malentendido joven, espere aquí por favor.
Yakumo
corrió de vuelta a su casa, cuando paso a un costado mío pude ver su perfecto
cabello largo y negro, sus penetrantes ojos oscuros y su bien tonificado
cuerpo. No tardó mucho en volver con un plato de bolas de arroz y un tarro con
alguna bebida.
-esto…
coma por favor… cuando se calme… puede contarme que pudo haberles hecho.
Cuando
Yakumo hablaba ella lo hacía de forma desinteresada pero apasionada, muy
parecida a la manera en que lo hacia Harima, esos dos eran muy parecidos en
varios aspectos como ese.
-están
ricos, gracias.
-esto…
gracias… ¿ya está mejor?
-si…
gracias. –dijo Harima más calmado. –no sé porque tu hermana me odie, he sido buen
amigo para ellas.
-puedo
preguntarle si usted gusta, ¿Por qué se va a descansar y yo mañana le cuento?
-está
bien… muchas gracias Yakumo, eres una buena persona. –Harima se levantó y salió
con un paso triste, casi penoso.
Yakumo
entró a la casa y cerró la puerta, Salí de mi escondite y me fui a casa
pensando en todo lo sucedido ese día.
-vaya
que fue un día ocupado. –pensé. –una cita con Yuuto, perdí mi amistad con
Elizabeth y encima había visto llorar a Harima. Me fui a la cama meditando
sobre todo, fantasee con lo que pasaría entre Yuuto y yo en la cita, hice un
plan para saber que le pasaba a Elizabeth y eso incluía a Harima. Me quede
dormida unos minutos después, esperando que el día siguiente acabara pronto
para así verme con Yuuto.
Como
era sábado solo había medio día de clases, así que para la hora del almuerzo ya
la gente empezaba a abandonar la escuela planeando como pasar la tarde entre
amigos. Esperé en el estacionamiento de alumnos por unos minutos, hasta que vi
a una flamante motocicleta color azul metálico amenazar con salir antes de
aclarar mis dudas.
-espera,
¡tonto! –le grité al momento en que me paraba frente a él, causando que frenara
bruscamente. –tengo que hablar contigo seriamente.
-¿ahora?
–preguntó el en tono perezoso.
-así
es Harima, bájate un momento para charlar más tranquilos.
-la
verdad es que ahora tengo que verme con alguien en un café, pero si gustas
acompañarme un momento eres libre de subirte.
Subirme
en la motocicleta de Harima no era precisamente la mejor manera de hacer las
paces con Elizabeth, pero el fin justificaba los medios en esos momentos.
-está
bien, vámonos.
Me
pasó su casco y una vez estuve aferrada a su cintura arrancó a toda velocidad
por las calles de Japón. El chico era un verdadero conductor violento, como
pidiendo a gritos ser asesinado o arrestado, lo que ocurriera primero. Pasaba
automóviles como si fuera uno de esos videojuegos donde tienes 5000 vidas y no
importa si solo pierdes una.
-¡más
despacio! ¡No quiero morir! ¡Por favor!
-no
seas llorona. –me riñó. –ya llegamos.
Estacionó
la maquina frente a un café de sirvientas, de esos donde las chicas se ven
obligadas a llamar “amo” a los clientes masculinos y cuando se equivocaban o
rompían algo tenían que arrodillarse y suplicar perdón, un lugar denigrante en
verdad.
-no
sabía que tenias estos gustos. –dije un poco molesta a Harima. –me decepcionas.
-no
malentiendas. –dijo acomodándose las gafas. –Aquí trabaja la persona con la que
me reuniré.
Entramos
al establecimiento y nos recibió una chica de cabello negro corto, bastante
linda.
-bienvenido
a casa, ¡amo!
-no
es necesario que me llames así… eh… -miró el gafete de la mesera. –Roció.
-gracias,
joven. ¿Mesa para dos?
-por
favor, también ¿puedes decirle a Linda que nuestra reunión se retrasa unos
minutos y que es riesgoso acercarse a la mesa en la que nos pongas?
-ya
entiendo, tu eres el que se verá con Linda, ha estado nerviosa. –le guiñó el
ojo a Harima, la tipa estaba coqueteándole. –ven por aquí, guapo.
-gracias,
vamos Shiina.
-eh…
si… -bufé, fingiendo indiferencia.
Tomamos
asiento en una mesa esponjosa al fondo y la chica no se alejó de nosotros.
-¿aceptarías
un refresco por parte de la casa? Va por mi cuenta.
-gracias
Roció, es lindo de tu parte. –contestó Harima.
-vengo
en un momento con el entonces. No te vayas a escapar.
La
chica se fue con una gran sonrisa de satisfacción tras la aceptación de Harima.
-vaya,
¿Por qué mejor no se te lanza encima? –dije sorprendida. –vaya que es coqueta.
-¿lo
es? –preguntó el.
-no
me digas que no te diste cuenta.
-la
verdad no, creí que solo era amable por conocer a Linda.
-no
entiendes a las mujeres ¿eh?
-creo
que no… pero en fin… ¿a que debemos tu necesidad de hablar conmigo, Shiina
Amamiya?
-Harima
presionó las manos contra su barbilla y esperó paciente una respuesta.
-quiero
que me expliques lo que pasó…
-vaya,
princesa. –interrumpió Harima mirando detrás de mí, me di la vuelta y Elizabeth
nos miraba, sorprendida. – ¿tú también vienes a interrogarme?
-E…
Eri… esto… -tartamudeaba con miedo. –n…no…
-creo
que interrumpí su reunión, lo lamento. Los veo el lunes entonces, ¡adiós!
–Elizabeth se dio la vuelta y salió del establecimiento a velocidad olímpica.
-¡Elizabeth!
–grité. -¡tú! No te vayas de aquí, vuelvo en un momento.
-eh…
claro. –dijo Harima, confundido.
Corrí
fuera del restaurante, pude ver los rubios cabellos de Elizabeth caminar en el
parque de frente; no dudé y me lancé al tráfico para alcanzarla más rápido. Una
vez estuve a su altura le tomé de la mano.
-espera,
no es lo que crees… yo solo quería…
-no
me interesa. –interrumpió.
-Eri,
entre Harima y yo no hay nada. Lo juro.
Elizabeth
detuvo su caminata pero no se dio la vuelta para verme, mis ojos se
humedecieron y empezaron a brotar lágrimas poco a poco.
-¿crees
que esto es por bigotes? ¿En verdad? –soltó una carcajada sarcástica. –ese
perdedor no significa nada, lo que a mí me molesta es lo que estás haciendo tu.
-¿yo?
–exclamé sorprendida.
-así
es, te estás olvidando de lo que es más importante.
-¿de
qué hablas, Eri?
-El
tiene novia, y su novia es una de tus mejores amigas.
No
pude mas, rompí en sollozos y me llevé las manos a la cara, hablaba de lo que
pasaba últimamente con Yuuto.
-aun
cuando sabes que el solo te ve como una amiga, lo pones sobre todas las cosas.
Estoy segura de que has olvidado lo que prometimos hacer el domingo, el ver los
fuegos artificiales con Tenma.
-e…ese
día yo…
-Yuuto,
¿no?
No
pude responder, el nudo en la garganta y el llanto me impedían articular
palabra.
-por
tratarse de un hombre, olvidas a las que siempre estamos contigo y apoyamos,
aun cuando sea por un hombre que jamás estará contigo mientras Haruka este a su
lado. Ellos se aman, y tú lo sabes.
Elizabeth
se soltó de mi mano con brusquedad y se alejó.
-te
veo el lunes en la escuela, espero.
Me
quedé estática, estaba llorando a cantaros y mis piernas amenazaban con perder
fuerza y dejarme en el suelo, ¿tan malo era amar a Yuuto? ¿Le hacía daño a
alguien fantaseando solo para mí? ¿En verdad estaba prohibido amarlo?
En
esos momentos me sentía escoria, esa noche no pude dormir. Pues estuve llorando
hasta quedarme seca y cuando por fin pude dormir ya era domingo en la mañana y
me desperté justo para arreglarme y verme con Yuuto.
Mis
ojos estaban hinchados y mi rostro demacrado, me disfracé un poco con
maquillaje y Salí intentando tranquilizarme; Una ligera lluvia rociaba las
calles pero no era necesario usar paraguas. La agradable sensación refrescante
del agua sobre mi cabello me hizo pensar mucho sobre mi situación: si Yuuto me
había invitado a salir… ¿debía yo dejar mi felicidad a un lado por la de
Haruka? ¿A pesar de que él en cierto modo acabara de escogerme a mí sobre ella?
La cosa era así de simple, el escogería y tanto Haruka como yo aceptaríamos su
decisión; Yo no iba a hacerme a un lado si él me confesaba algo esa noche.
Entré
en el restaurante que me había indicado por un mensaje de texto, busqué
nerviosamente entre las mesas y por fin pude verlo, tenía la mirada fija en una
planta. Avancé nerviosa y poco a poco mis ideas se fueron reacomodando a cómo
debían estar originalmente; -ella es una gran amiga… ella es una persona
maravillosa… ella y él se aman profundamente… ellos… están destinados.
Conforme
iba avanzando, se fue notando que Yuuto no miraba una planta, tras la planta
Haruka estaba sentada charlando animadamente con una sonrisa de oreja a oreja,
me limité a suspirar y a esbozar una gran sonrisa para mi mejor amigo y su
amada novia.
-¡pero
si son mi pareja amorosa favorita! ¿Cómo están? Lamento haberme tardado.
-¡Shiina!
–dijeron al unísono.
La
pasé bien con ellos durante unas 2 horas, pero mis ojos amenazaban con estallar
y me despedí con excusa de reunión familiar.
-nos
vemos en la escuela, diviértanse juntos.
-claro,
buenas noches Shiina. –dijo Yuuto.
-gracias
por venir con nosotros. –sentenció Haruka.
Apenas
había dado un par de pasos fuera del restaurante cuando mis lágrimas brotaron,
aunque ya no me sentía la peor escoria del planeta mi corazón estaba hecho
añicos, ¿era esto lo que llaman “un noble sacrificio”?
Caminé
sin destino fijo, pronto mis pies me habían arrastrado a una colina pastosa con
un viejo y encorvado roble gigantesco. Me senté a lado del mismo y dejé que la
tristeza se apoderara de mí.
-veo
que la pasas mal. –dijo Elizabeth a mis espaldas.
-acabo
de ser rechazada. –dije entre desconsolados sollozos.
-para
ser un 4 ojos es bastante ciego… no aprendió a valorarte.
-Eri,
yo…
-no
digas nada… -interrumpió. –déjame hablar a mi primero.
-está
bien.
-hice
muy mal en tratar de hacerte entender de esta forma tan cruel, las verdaderas
amigas no actuamos así… lamento mucho todo lo que paso… prometo no volver a
hablar de ti a tus espaldas.
-yo
lamento no haberte escuchado… por más que me lo repetiste nunca entendí bien,
pero ahora ya lo hago… ¿quieres ser mi mejor amiga de nuevo?
-Nunca
dejamos de ser las mejores amigas, te quiero Shiina.
-Yo
a ti, Eri.
Nos
abrazamos para hacer las paces, ella me dejo llorar en su hombro hasta que mis
lágrimas se detuvieron y pude esbozar sonrisa de nuevo. Una llamarada de fuego
amarillo llenó el cielo nocturno estrellado dándonos una vista maravillosa del
inicio de los fuegos artificiales.
-llamemos
a Tenma para que venga a reunirse con nosotras –sugerí pasados unos segundos.
-Me
temo que ella ha vendido su celular a un vagabundo a cambio de frijoles
mágicos…
-¿A
un vagabundo? ¿Por… frijoles? ¿Enserio?
-Sí,
lo juro…
-Vamos
por ella a su casa si no hay más remedio.
Unos
minutos más tarde las tres mirábamos los fuegos artificiales, libres de toda
pena.
-ya
llegará mi momento.